10.05.2013 Views

ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10

ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10

ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

264 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />

NT se verá sorprendido por las semejenzas idiomáticas» (SP,<br />

I, p. XIII). Un caso aparte lo constituye la carta de Claudio<br />

a los alejandrinos (n° 121), por el griego tan popular que emplea.<br />

115. L.A. Séneca, Epist. 1 (escrita como todas las demás, en<br />

los últimos años de su vida, después del 62; podríamos<br />

titularla: «El uso del tiempo») 21 .<br />

Séneca Lucilio suo salutem. (1) Obra así querido Lucilo: reivindica<br />

para ti la posesión de ti mismo (vindica te tibi), y el<br />

tiempo que hasta ahora se te arrebataba, se te sustraía o se te<br />

escapaba, recupéralo y consérvalo. Persuádete de que esto es así<br />

tal como escribo: unos tiempos se nos arrebatan, otros se nos<br />

sustraen y otros se nos escapan. Sin embargo, la más reprensible<br />

es la pérdida que se produce por la negligencia. Y, si quieres<br />

poner atención, te darás cuenta de que una gran parte de la<br />

existencia se nos escapa obrando mal, la mayor parte estando<br />

inactivos, toda ella obrando cosas distintas de las que debemos.<br />

(2) ¿A quién me nombrarás que conceda algún valor al tiempo,<br />

que ponga precio al día, que comprenda que va muriendo cada<br />

momento (qui intelligat se cotidie mori)? Realmente nos engañamos<br />

en esto: que consideramos lejana la muerte, siendo así<br />

que gran parte de ella ya ha pasado. Todo cuanto de nuestra<br />

vida queda atrás, la muerte lo posee.<br />

Por lo tanto, querido Lucilo, haz lo que me dices que estás<br />

haciendo: acapara todas las horas (omnes horas complectere).<br />

Así sucederá que estés menos pendiente del mañana, si te has<br />

aplicado al día de hoy. Mientras aplazamos las decisiones, la<br />

vida transcurre. (3) Todo, Lucilo, es ajeno a nosotros, tan sólo<br />

el tiempo es nuestro (omnia, Lucili, aliena sunt, tempus tantum<br />

nostrum est); la naturaleza nos ha dado la posesión de este<br />

único bien fugaz y deleznable, del cual nos despoja cualquiera<br />

que lo desea. Y es tan grande la necedad de los mortales, que<br />

permiten que se les carguen a su cuenta las cosas más insignificantes<br />

y viles, en todo caso sustituibles, cuando las han recibido;<br />

21. *Cf. nota 5 del Capítulo 2 de la Primera Parte.<br />

PARANGÓN LITERARIO 265<br />

en cambio, nadie que dispone del tiempo se considera deudor<br />

de nada, siendo así que éste es el único crédito que ni siquiera<br />

el más agradecido puede restituir.<br />

(4) Quizás me preguntes qué conducta observo yo, que te doy<br />

estos consejos. Te lo confesaré sinceramente: como le acontece<br />

a un hombre pródigo, pero cuidadoso, tengo en orden la cuenta<br />

de mis gastos. No podría afirmar que no derroche nada, pero<br />

te podría decir qué es lo que derrocho, por qué y cómo: te<br />

expondré las causas de mi pobreza. Pero me acontece a mí lo<br />

que a muchos de los que, sin culpa suya, han caído en la<br />

indigencia: todos les disculpan, nadie les auxilia. (5) En conclusión,<br />

¿qué significa esto? Que no considero pobre a quien le<br />

satisface cuanto le queda, por poco que sea. Con todo, prefiero<br />

que tú conserves tus bienes y así comenzarás en el tiempo justo.<br />

Pues, según el aforismo de nuestros mayores, «es ahorro demasiado<br />

tardío el que se consigue en el fondo del vaso» [cf. Hesíodo,<br />

Los trabajos y los días, 369]: en el sedimento no sólo queda<br />

una parte insignificante, sino la peor.<br />

Salud (vale).<br />

En esta carta, que podríamos calificar de género sapiencial<br />

y que ofrece un ejemplo de ensayo sobre un tema preciso, se<br />

puede apreciar algún que otro punto de contacto con el NT:<br />

en primer lugar, la fórmula del encabezamiento, aunque muy<br />

breve, contiene sus tres elementos clásicos (remitente, destinatario,<br />

saludo); el concepto de «rescatar el tiempo» lo encontramos<br />

también en Col 4,5 y Ef 5,16; también lo del cotidie<br />

mori se lee en ICor 15,31 (cf. también 2Cor 4,<strong>10</strong>s); la frase<br />

final, por último, se puede emparejar en cierta medida con Jn<br />

2,<strong>10</strong>.<br />

La carta de Plinio es digna de atención no sólo por el género<br />

epistolar en sí mismo, sino más aún por el sorprendente paralelismo<br />

con la carta de san Pablo a Filemón, ciudadano de<br />

Colosas. El caso tratado por ambos escritos es el mismo (=<br />

fuga de un esclavo); también la postura de sendos autores (=<br />

intercesión ante el patrón respectivo); obviamente a Plinio le<br />

es ajeno el componente cristiano propio de Pablo, quien sugiere<br />

en términos novedosos la igual dignidad del esclavo y del patrón.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!