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Por qué amamos – Helen Fisher

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POR QUÉ AMAMOS<br />

Los védicos y otros textos de la India, de los cuales los más anti­<br />

guos están datados entre 1000 y 700 a. de C, cuentan que Shiva, el<br />

mítico Dios del Universo, estaba encaprichado de Sati, una joven<br />

india: Se vio a él mismo con Sati sobre la cumbre de una montaña /<br />

enlazados por el amor 3 .<br />

Para algunos, la felicidad no llegó nunca. Tal fue el caso de<br />

Qais, el hijo del jefe de una tribu de la antigua Arabia. Según una<br />

leyenda árabe que se remonta al siglo vil, Qais era un joven her­<br />

moso e inteligente hasta que conoció a Laila, nombre que signifi­<br />

ca «noche» y que respondía a su cabello negro azabache 4 . Hasta<br />

tal punto se sentía Qais obnubilado por ella, que un día en la es­<br />

cuela se levantó de su silla y salió corriendo a gritar su nombre<br />

por las calles, por lo que en adelante se íe conoció como Majnun,<br />

o sea, loco. AI poco Majnun comenzó a vagar por las arenas del<br />

desierto, viviendo en cuevas con los animales y recitando versos a<br />

su amada, mientras que Laila, encerrada en la tienda de su pa­<br />

dre, se escapaba por la noche para lanzar al viento sus mensajes<br />

de amor. Los compasivos transeúntes que por allí pasaban lleva­<br />

ban sus llamamientos al joven poeta de melena salvaje y cuerpo<br />

casi desnudo. Su mutua pasión conduciría finalmente a una gue­<br />

rra entre sus tribus y a la muerte de los amantes. Sólo queda esta<br />

leyenda.<br />

También Meilan vivía en plena agonía. Según la fábula china<br />

del siglo xn titulada La diosa dejade, Meilan, de quince años, era la<br />

hija mimada de un alto oficial de Kaifeng hasta que se enamoró de<br />

Chang Po, un joven vivaz, de dedos largos y finos y con un talento es­<br />

pecial para tallar el jade. Una mañana, en el jardín familiar, Chang<br />

Po se declaró a Meilan diciéndole: «Desde que se crearon el cielo y<br />

la tierra, tú y yo fuimos hechos el uno para el otro y no te dejaré<br />

marchar» 5 . Sin embargo, los amantes pertenecían a clases distintas<br />

dentro del rígido y jerárquico orden social chino. Desesperados, se<br />

fugaron, aunque pronto fueron descubiertos. Él escapó. A ella la<br />

enterraron viva en el jardín de su padre. Pero la leyenda de Meilan<br />

sigue presente en el corazón de muchos chinos.<br />

Romeo yjulieta, Paris y <strong>Helen</strong>a, Orfeo y Eurídice, Abelardo y<br />

Eloisa, Troilo y Crésida, Tristán e Isolda: miles de poemas, canciones<br />

e historias románticas nos han llegado durante siglos desde la vieja<br />

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