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Por qué amamos – Helen Fisher

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HELKN FISHER<br />

vestigios directos de su vida diaria. Pero nuestros primeros antepa­<br />

sados probablemente vivieron de forma muy parecida a como lo<br />

hacen los chimpancés hoy en día. Compartimos el 98 por ciento de<br />

nuestro ADN con estas criaturas. Los chimpancés «comunes» y sus<br />

menudos parientes, los bonobos, siguen viviendo todavía en lo que<br />

queda de nuestro primigenio entorno africano. Y los chimpancés<br />

muestran muchos rasgos que muy probablemente compartían nues­<br />

tros antepasados.<br />

Al igual que los chimpancés comunes y los bonobos, nuestros pri­<br />

meros ancestros posiblemente vivían en comunidades compuestas<br />

por un número de machos y hembras que podía variar entre diecio­<br />

cho y cien. Dormían en lo alto de los árboles de la selva, se levanta­<br />

ban después del amanecer y bajaban al suelo para recorrer los trilla­<br />

dos senderos de su territorio compartido. Los miembros debían de<br />

encontrarse y mezclarse de uno en uno o formando pequeños gru­<br />

pos, comiendo y socializándose intensamente. Estos ancestros huma­<br />

nos sabían diferenciar entre familiares, amigos y enemigos. Ycharla-<br />

ban unos con otros utilizando al menos cincuenta tipos de silbidos y<br />

aullidos, así como unos treinta gestos distintos.<br />

Probablemente usaron martillos de piedra para romper la cas­<br />

cara de los frutos secos, ramitas a modo de palillos de dientes y ser­<br />

villetas hechas de puñados de hierba como hacen los chimpancés<br />

de la actualidad. Y al igual que ellos, es muy posible que lanzaran<br />

piedras y palos en sus enfrentamientos por conseguir el dominio, y<br />

que cazaran monos, compartieran la carne y lucharan con sus veci­<br />

nos, los chimpancés, para arrebatarles sus tierras. Algunos eran re­<br />

voltosos, otros líderes; unos valientes, otros mentirosos, curiosos o<br />

agresivos. Y muchos hacían amigos y enemigos, se regalaban ra­<br />

mitas, defendían a sus compañeros en las peleas y se quedaban cer­<br />

ca de sus seres queridos cuando estaban moribundos.<br />

También hacían el amor. Los chimpancés y los bonobos de hoy<br />

se encuentran entre los animales sexualmente más activos del pla­<br />

neta. Se besan (aveces con profundos besos «a la francesa»), se pa­<br />

sean del brazo, se abrazan, se acarician, se dan palmaditas, se pei­<br />

nan, se hacen reverencias y a menudo copulan durante casi todo<br />

(si no todo) el tiempo que dura el ciclo estral que tienen las hem­<br />

bras mensualmente. A diferencia de los seres humanos, los últimos<br />

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