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Por qué amamos – Helen Fisher

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HEULN FISHER<br />

sentidos, los sopesa, integra los pensamientos con los sentimientos,<br />

realiza elecciones y controla nuestros impulsos básicos (veáse el<br />

diagrama de la página xx). Aquí es donde razonamos, deliberamos<br />

y decidimos. También mediante varias regiones de la corteza pre­<br />

frontal controlamos las recompensas, siendo así que varías de estas<br />

partes tienen una conexión directa con el núcleo caudado 43 . Algún<br />

día alguien identificará estas regiones de la corteza prefrontal que<br />

ayudan a orquestar el amor romántico.<br />

Pero ya estamos empezando a comprender el impulso de amar.<br />

Y <strong>qué</strong> diseño más elegante. Esta pasión emana del motor de la<br />

mente, el núcleo caudado, cuyo combustible es uno de los estimu­<br />

lantes más poderosos de la naturaleza, la dopamina. Cuando la pa­<br />

sión que sentimos es correspondida, el cerebro le añade emociones<br />

positivas, como la euforia o la esperanza. En cambio, cuando el amor<br />

es desdeñado o rechazado, el cerebro relaciona esta motivación<br />

con sentimientos negativos como la desesperación o la rabia. Ymien-<br />

tras tanto, las regiones de la corteza prefrontal controlan la búsque­<br />

da, planean las tácticas, calculan las pérdidas y las ganancias y regis­<br />

tran el avance hacia el objetivo: la unión emocional, física e incluso<br />

espiritual con el ser amado.<br />

«El cerebro es más amplio que el cielo», escribió Emily Dickin­<br />

son 44 *. En efecto, esta masa de aproximadamente 1,3 kg de peso<br />

puede generar una necesidad tan intensa que el mundo entero la<br />

ha ensalzado: el amor romántico. Y para complicar aún más nues­<br />

tras vidas, la pasión romántica está inrrincadamente enmarañada<br />

con otros dos impulsos básicos para el emparejamiento, el impulso<br />

sexual y la necesidad de construir una relación profunda con la pa­<br />

reja. Ay, <strong>qué</strong> telaraña ésta del amor. Cómo alimentan estas fuerzas<br />

la llama de la vida...<br />

* Emity Dickinson, Poemas, Tusquets, Barcelona, 1985. (N. de la T.)<br />

95

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