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Por qué amamos – Helen Fisher

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POR QUÉ AMAMOS<br />

mentando 15 . La mala salud, la infelicidad, el exceso de trabajo, la fal­<br />

ta de oportunidades, la pereza y el aburrimiento contribuyen sin<br />

duda a esta disminución del deseo. Pero con la edad los niveles de<br />

testosterona descienden, reduciendo a menudo el deseo sexual.<br />

Sin embargo, aproximadamente dos tercios de las mujeres de<br />

mediana edad no experimentan ningún descenso de la libido 16 . Esto<br />

también puede deberse a la testosterona. A medida que los estróge-<br />

nos van disminuyendo con la menopausia, los niveles de testostero­<br />

na y otros andrógenos empiezan a quedar al descubierto: estas po­<br />

tentes hormonas pueden por fin expresarse más abiertamente. De<br />

hecho, lo hacen. En un estudio realizado con mujeres de mediana<br />

edad, casi el 40 por ciento se quejaba de no practicar el sexo lo sufi­<br />

ciente 17 .<br />

En cuanto al grado de deseo sexual, las personas muestran varia­<br />

ciones, en parte debido a que los niveles de testosterona se here­<br />

dan genéticamente 18 , aunque esos niveles también fluctúan depen­<br />

diendo del día, la semana, el año y el ciclo vital. <strong>Por</strong> otra parte, el<br />

equilibrio entre testosterona, estrógeno y otros ingredientes fisio­<br />

lógicos, así como las circunstancias sociales y un gran número de<br />

otros factores, tienen también mucho que ver en cuánto al momen­<br />

to, el lugar y la frecuencia del deseo 19 . No obstante, la testosterona<br />

es clave para este apetito. Y esta sustancia química primordial pue­<br />

de inundar el cerebro. Como decía el poeta Tony Hoagland: «Mien­<br />

tras exista el deseo, no estamos a salvo» 20 .<br />

Es frecuente que hombres y mujeres se sientan sexualmente es­<br />

timulados por cosas diferentes. A los hombres les gusta mirar. Se<br />

excitan sexualmente con los estímulos visuales. Incluso cuando<br />

fantasean, recrean imágenes vividas de partes del cuerpo y de la co­<br />

pulación 21 . Esta contemplación lasciva probablemente eleva los ni­<br />

veles de testosterona. Cuando los monos macho ven a una hembra<br />

sexualmente receptiva o miran a un compañero copular con una<br />

hembra, sus niveles de testosterona se disparan 22 . <strong>Por</strong> eso, cuando<br />

los hombres van a salas de stripteaseo ven revistas «de chicas» proba­<br />

blemente están elevando sus niveles de testosterona y provocando<br />

en sí mismos el deseo.<br />

Las mujeres se sienten generalmente más estimuladas por las<br />

palabras, imágenes, películas y narraciones románticas. Las fanta-<br />

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