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Por qué amamos – Helen Fisher

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HELEN FISHER<br />

rritorio. Cada mañana el orangután despierta al vecindario con un<br />

variado repertorio de gruñidos seguido de un sonoro bramido para<br />

anunciar su paradero y su disponibilidad sexual. Entonces, cuando<br />

una de las hembras en traen celo, él empieza a seguir obstinadamen­<br />

te su rastro entre la vegetación. La hembra sólo permanece fértil<br />

unos cinco días. Y si queda preñada durante el apareamiento, no<br />

volverá a estar en celo hasta dentro de siete años. Así que, mientras<br />

ella está receptiva, el macho no debe separarse de ella ni un sólo<br />

momento y además debe vencer a sus rivales. Para empeorar las co­<br />

sas, los orangutanes machos tienen dos veces el tamaño de las hem­<br />

bras; se mueven mucho más despacio y también comen mucho<br />

más. <strong>Por</strong> tanto, el pretendiente ha de saltarse algunas comidas para<br />

poder seguir a su ágil y menuda compañera.<br />

Estas exigencias del cortejo no constituyeron un problema para<br />

Throatpouch, un orangután salvaje que vivía en la reserva de Tan-<br />

jung Putting, en Borneo. A este lugar llegó en la década de 1970 la<br />

primatóloga Bimte Galdikas para estudiar a estos animales de pelo<br />

anaranjado. TP, como ella llamaba a Throatpouch, era un orangu­<br />

tán de mediana edad, cascarrabias, irascible, de ojos redondos y bri­<br />

llantes y enorme tamaño. «Sin embargo, según los parámetros de<br />

los orangutanes, TP era probablemente un tipo bastante apuesto».<br />

Galdikas continúa explicando: «El objeto del amor de TP era Pris¬<br />

cilla. Cuando vi a Priscilla con Throatpouch, ella era aún menos<br />

atractiva de lo que yo recordaba. Pensé que TP elegiría a una hem­<br />

bra más hermosa. Pero por la forma en que Throatpouch la perse­<br />

guía, Priscilla andaba sobrada de atractivo sexual. TP estaba loco<br />

por ella. No podía dejar de mirarla. Ni siquiera le importaba comer,<br />

de lo cautivado que se sentía por sus despeluchados encantos» 15 . In­<br />

cluso cuando Throatpouch tenía tiempo para comer, comenta Gal-<br />

dika, adoptaba una actitud caballerosa: las mujeres primero.<br />

Durante el cortejo de los leones, los machos dan incluso la poca<br />

comida que consiguen a sus amadas. George Schaller lo describió<br />

con mucha gracia. Parece ser que un macho en periodo de cortejo<br />

se encontró a una gacela junto a una charca. Así que interrumpió<br />

el cortejo para conseguir el trofeo. Luego llevó el delicioso regalo a<br />

la hembra y se sentó cerca de ella a contemplar como ella se lo co­<br />

mía todo. «Un detalle conmovedor y sorprendente si tenemos en<br />

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