13.05.2013 Views

Por qué amamos – Helen Fisher

Por qué amamos – Helen Fisher

Por qué amamos – Helen Fisher

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

POR QUÉ AMAMOS<br />

Mi día con Karen resultó muy raro. Parecía muy abatida cuando<br />

me reuní con ella en la estación Grand Central, en Nueva York, la<br />

mañana del escáner. Pero se mostró sociable, incluso simpática, du­<br />

rante las dos horas del trayecto en tren hasta Stony Brook. Sin em­<br />

bargo, cuando llegamos al laboratorio de Psicología, pasó de la<br />

locuacidad al desánimo. Cuando íbamos a comer, tenía los ojos llo­<br />

rosos. No pudo probar ni un trozo de su pizza ni su refresco, no<br />

comió ni bebió nada. Ycaminaba rezagada mientras íbamos hacia<br />

el laboratorio. Empezó a pensar que no debía haberse presentado<br />

voluntaria, que odiaba a Tim, que no quería acordarse de él. «Todo<br />

esto es un gran error», se decía.<br />

Sin embargo, Karen no me comentó nada de esto antes de la se­<br />

sión de escáner. Escaneamos su cerebro sin que se produjera nin­<br />

gún incidente. Pero cuando salió de la máquina estaba muy nervio­<br />

sa. Yahí empezó todo: se volvió hacia el sorprendido radiólogo y le<br />

acusó de haber programado el nombre de «Tim» en los sonidos de<br />

la máquina. «Tim; Tim; Tim; Tim.» Nos dijo que había escuchado<br />

repetidamente el nombre de Tim mientras miraba su foto. Yo le<br />

aseguré una y otra vez que no la habíamos engañado; que ni a pro­<br />

pósito hubiéramos podido manipular aquella compleja máquina<br />

que valía varios millones de dólares, y que ni por asomo habría tra­<br />

tado nunca de atormentarla introduciendo el nombre de Tim en<br />

los sonidos del escáner.<br />

No pareció creerme hasta que volvimos al tren, después de dos<br />

horas y varias cervezas. Al final, cuando pensé que había recupe­<br />

rado su confianza, le pregunté con cautela si alguien de su familia<br />

era paranoico. «Sí», contestó. «Mi madre». No alargué más la con­<br />

versación.<br />

Entrevisté a cada participante inmediatamente después de que<br />

salieran de la máquina de IMR. Quería saber cómo se sentían cuan­<br />

do miraban la fotografía de la persona amada, <strong>qué</strong> pasaba por su<br />

mente cuando miraban la fotografía neutra y sus sensaciones mien­<br />

tras realizaban la tarea de la cuenta atrás. Aparentemente, mientras<br />

Karen miraba la fotografía de Tim, su melancolía y su decepción se<br />

habían convertido en furia. Este enojo debió de provocar la para­<br />

noia, porque, según me dijo más tarde, fue después de sentir esa furia<br />

cuando creyó oír que se repetía constantemente el nombre de Tim.<br />

180

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!