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Por qué amamos – Helen Fisher

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POR QUÉ AMAMOS<br />

ble que se sientan excitadas por determinados machos, tanto an­<br />

tes como después del celo, y por tanto que los prefieran de modo<br />

inconsciente» 27 .<br />

Los leones, los babuinos, los lobos, los murciélagos, incluso pro­<br />

bablemente las mariposas, hacen distinciones entre sus pretendien­<br />

tes, evitando resueltamente aparearse con algunos y concentrando<br />

insistentemente sus energías en el cortejo de otros.<br />

<strong>Por</strong> supuesto, los animales de diferentes especies se sienten atraí­<br />

dos por distintos tipos de compañeros. Las hembras de muchas es­<br />

pecies (incluidas las mujeres) a menudo se sienten atraídas por<br />

machos de rango superior. Algunas prefieren a los que viven en los<br />

mejores inmuebles 28 . Otras prefieren al macho con las plumas de<br />

la cola más simétricas o la cara más roja. <strong>Por</strong> otra parte, los machos<br />

a veces son sensibles a la edad de las hembras, así como a su salud,<br />

tamaño o forma. Pero, como Goodall escribe acerca de los prima­<br />

tes, la «personalidad» también es muy significativa 29 .<br />

Todos los animales son exigentes. En efecto, estas preferencias<br />

son tan comunes en la naturaleza que la literatura sobre animales<br />

utiliza con frecuencia varios términos para describirlas, incluyen­<br />

do, «preferencia por una pareja», «proceptividad selectiva», «pre­<br />

ferencia individual», «favoritismo», «elección sexual» y «elección<br />

de compañero».<br />

Y aunque son exigentes, la mayoría de los animales expresan sus<br />

preferencias con gran rapidez.<br />

AMOR A PRIMERA VISTA<br />

«Le adoró desde el primer momento en que fijó su vista en él.<br />

Sólo quería estar a su lado, prodigarle muestras de afecto; le seguía a<br />

todas partes. En cuanto oía su voz se ponía a ladrar. » 3 0 . Violeta, el<br />

doguillo nervioso que vivía en casa de Elizabeth Marshall Thomas,<br />

en Cambridge, Massachusetts, estaba enamorada de Bingo, el otro<br />

doguillo que tenían.<br />

Violeta manifestaba todos los síntomas del amor a primera vis­<br />

ta. Y su conducta es frecuente en la naturaleza por una razón im­<br />

portante: la mayoría de las criaturas femeninas tienen una época<br />

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