14.05.2013 Views

Untitled - Editores Alambique

Untitled - Editores Alambique

Untitled - Editores Alambique

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

de estar ante la presencia de un enorme y tenebroso corral.<br />

En el centro de las columnas se levantaba la extraordinaria<br />

figura de un enorme gusano rojo. Su cuerpo, más parecido<br />

a una rata calva sin piel ni patas, estaba coronado por una<br />

cabeza aplanada que semejaba a la de un águila viscosa de<br />

pico corto, con una baba lechosa colgándole.<br />

Los ojos de aquella criatura —continuó el capitán—,<br />

inyectados de rojo sangre, nos husmearon con furia. A<br />

una señal, los seres blancuzcos que lo rodeaban chillaron<br />

frenéticamente, blandiendo una pluma roja del mismo color<br />

de quien, a no dudarlo, era el líder de la multitud. Varios<br />

de ellos se abalanzaron hacia nosotros, empuñando sus<br />

plumas rojas. En instantes, sin embargo, fueron derrotados<br />

por Galax: la mayoría heridos y unos pocos muertos. Los<br />

sobrevivientes rechinaron y se refugiaron en los costados del<br />

gusano rojo, el cual tenía la altura, de la panza a la cabeza,<br />

de tres mujeres pájaro. Vistos así, las formas blancuzcas<br />

parecían ser sus hijos o, mejor dicho, sus larvas. Un ronroneo<br />

oxidado, emitido por su líder, apaciguó a los cientos de<br />

criaturas, envolviéndonos en un silencio pegajoso.<br />

El gusano rojo nos observaba deteniéndose en cualquier<br />

detalle como si saboreara cada rasgo. Cuando la tensión<br />

creció hasta volverse insoportable, Mainar-Rotarú dio un<br />

paso hacia el gusano rojo, rompiendo nuestra formación de<br />

rombo, al tiempo que Barú se paseó alrededor de las criaturas<br />

que yacían heridas, mirándolas fi jamente. Antes de tocarlas<br />

por tres ocasiones en la región del corazón con el dorso de la<br />

mano, se quedaba escuchándoles lo que únicamente él podía<br />

oír. Luego curaba a algunos con un cuidado y delicadeza<br />

extraordinarios, en tanto que a otros, heridos o muertos, les<br />

cortaba las cabezas con el borde de su escudo de esmeraldas<br />

vivas. A aquellas criaturas pálidas y fofas lo hecho por Barú<br />

pareció congelarles el líquido blanco que se les apelotonaba<br />

entre unos conductos semejantes a venas. Al líder de éstos,<br />

sin embargo, aquello le pareció extraordinario. Era claro<br />

que los otros emisarios comprendían el comportamiento de<br />

Barú, para mí inexplicable entonces. Más tarde, al explicarme<br />

el porqué de tal conducta, la sorpresa de la comprensión fue<br />

mayor que el acto en sí.<br />

130

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!