Untitled - Editores Alambique

llamarla, tejerá una consecuencia ineludible.
“Tu ignorancia siempre se mezclada con la de los otros.
Toda acción siempre genera una reacción. Y así terminas y
comienzas cada vez más enredado.
“Un camino para liberarte de tu propia ignorancia será
desanudar cada hilo que el pedrusco reproducido haya tejido
con otros. El problema es que como ignoras cuándo, dónde y
por qué se hizo cada vínculo, en lugar de desanudarte cada vez te
anudarás más y más. Este gran entretejido será tu sufrimiento,
o bien el lugar de enseñanza donde aprenderás, no tanto a fl uir
en la vida, como a encontrar la manera en que ésta fl uye en
tu ser, del mismo modo en que descubrirás que el pedrusco no
vive tanto en el pedazo de piedra como en ti mismo.
“Pero, ¿cómo deshacerte de éste? ¿Cómo deshacerte
de aquellas cosas que te atan al mundo? No deshaciéndote
del mundo, por cierto. Mucho menos acabando con tu vida.
Aunque, si el pedrusco no existe más que en tu mirada del
pedrusco, ¿qué hacer? ¿Irse hacia aquello, la mirada, que da
existencia a algo que no tiene vida?
“Has creado la ilusión de la existencia del pedrusco porque
no quieres ver aquello que el pedazo oculta. Y si éste solamente
existe en ti, oculta entonces algo tuyo. Al volver hacia fuera
aquello que permanece cubierto se desvanece la ilusión de la
parte, del pedazo de piedra que, aunque estaba ahí, nunca fue
ahí.
“Es desde adentro del pedrusco como se deshace el
pedrusco. Es dándose cuenta de que hay vida oculta detrás
del guijarro, como luz entre las tinieblas propias, comprensión
entre la ignorancia del interior, silencio entre el ruido, o canción
entre el miedo, que el pedazo de piedra puede volver al mismo
sitio al que pertenece: la nada, lo mismo que tú.
“Porque tú eres la única diferencia entre el pedrusco y el
universo, entre el pedrusco y ti mismo. Todo es un pedazo de
piedra en las manos del misterio. Pero tú tienes algo único,
mágico y maravilloso: además de ser el pedrusco eres también
las manos del misterio.”
Luego de esto, Yuan no volvió a mi casa hasta tres
días después, y sólo para contar el final de su aventura,
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