Untitled - Editores Alambique

menor estaba recostada a su espada, entendiendo
de inmediato que ella era su guardiana por lo que
se la dio.
Los tres amigos se encontraron en un claro del
bosque. Pronto aparecieron el enano y el ser
alargado. Un brillo cruzó nuestras miradas. El trío
se puso en guardia. El enano desenvainó su espada
y el ser mitad hombre y mitad mujer pareció un arco.
Ambos se abalanzaron sobre los jinetes de dragón.
Un chillido cruzó el bosque como un rayo. Hasta el
mar tembló y se alejó un poco. De repente, el ser
alargado se transformó totalmente en mujer quien,
con tres vientres, se fundió con los amigos, mientras
el enano montaba guardia, sin permitir que ni el
silencio pasara por ahí.
Cuando la “mujer” estuvo con la semilla de los tres
palpitando en su interior, los dejó libres y el enano
vino a su encuentro rugiendo. Los tres amigos
intercambiaron una mirada fugaz y, con la espada
del hijo del desierto, cada uno se cortó su propia
cabeza, la cual agarraron por los cabellos antes de
comenzar a andar hacia el sur. Una risa, brutal,
plateada, le dio un tajo a la quietud, partiéndola en
dos.
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