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Untitled - Editores Alambique

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del rey señalan distintas direcciones a seguir, hasta que<br />

accidentalmente coinciden en la izquierda.<br />

“—Sí pueblo mío, sé que es peligroso —prosigue Totus—,<br />

aunque ellos sólo sean cinco, o acaso más, o menos, y<br />

nosotros miles. Pero eso no importa. ¡Qué es el riesgo<br />

de unos pocos de nosotros comparado con la riqueza que<br />

todos tendremos, porque nos la merecemos, pues somos<br />

los mejores, claro, humildezca y fi nezcamente hablando!<br />

Además, ellos no nos esperan, así que estamos para ganar:<br />

número, el factor sorpresa, nuestra valentía, y al compañero<br />

Ñókix, el predark Ministro de la Rebeldía o del Ariete y la<br />

Muralla.<br />

“El pueblo entero grita mientras Ñókix vocifera a los<br />

cuatro vientos, cuidando de parecer verdaderamente rudo:<br />

“¡Al ataque, al ataque! Ustedes primero, yo los sigo, los<br />

dirijo, los represento y los protejo, hombro a hombro. ¡Al<br />

ataque, al ataque!”<br />

“Pero esperen —dice Galax, frunciendo profundamente<br />

el ceño—. Hay tres criaturas que no había visto sino hasta<br />

ahora. En medio de la multitud cuchichean por aquí y por<br />

allá. Tocan gargantas, estómagos, corazones. Nadie los<br />

percibe, pero su contacto hace que cambien. Ahora no<br />

parecen tan torpes y perezosos. Una extraña furia se va<br />

apoderando del lugar. Una de las criaturas es un delgado<br />

hombre de dos cabezas: una blanca y otra negra. Tiene los<br />

dientes y ojos grises. Sobre la frente, al igual que sus dos<br />

compañeros, lleva un signo de media luna invertida. Huelen<br />

a luna quemada —Galax se levanta y ensancha su nariz—.<br />

Hay peligro, mucho peligro.<br />

“La otra criatura —continúa el guerrero— es una enana<br />

regordeta, con la cabellera, en gruesas líneas terrosas y<br />

grises, recogida en un moño, que le habla a las mujeres.<br />

Tiene los ojos y los afi lados dientes rojos. El último de<br />

estos extraños parece una viscosa masa de ceniza, con unos<br />

tentáculos que se pegan como ventosas a algunos de estos<br />

hombres de hielo. Los tentáculos más gruesos van hacia<br />

Arra, Cache, Ñókix, Faro Du Youth y, en especial, hacia Totus<br />

Tuus.<br />

“Miren —dice Galax—, el pueblo se ha vuelto oscuro.<br />

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