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Untitled - Editores Alambique

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actos del vínculo con su corazón, con el de sus semejantes,<br />

con el de cada ser vivo incluido el planeta entero, y con el<br />

del universo. Un mundo de cadáveres caminantes. La<br />

visión me dejó con fi ebre por varios días. En la tribu estaban<br />

preocupados. Mi clan fue el primero en entender qué<br />

pasaba, pero decidieron esperar a que me recuperara, para<br />

que fuera yo misma quien contara lo ocurrido a los demás.<br />

Por fi n una tarde, en que me sentí con la sufi ciente fuerza<br />

como para levantarme, le comuniqué a toda la tribu lo que<br />

había visto. Un silencio espeso se apoderó del lugar hasta<br />

que alguien dijo que había que convocar a una reunión<br />

de emisarios. Cada clan se reunió por aparte y nombró<br />

el suyo, eligiéndolo por ser el más capaz. Así, fueron<br />

nombrados Galax, Dangas, Gorgala, Barú y yo misma. A<br />

la tarde siguiente, los emisarios nos vimos para decidir qué<br />

haríamos.<br />

Durante varios días nos aislamos en La Cueva Joya. Cada<br />

uno alejó cualquier ruido exterior y, en especial, interior. Al<br />

fi n, estuvimos listos para la consulta fi nal: qué hacer; quién<br />

lo haría; dónde y cómo hacerlo. El por qué ya nos había<br />

llevado hasta ahí.<br />

Encendimos una hoguera y nos sentamos a su<br />

alrededor.<br />

La primera en hablar fue Dangas quien, una vez<br />

convocado el espíritu del tigre desde el tatuaje vivo que tenía<br />

a la altura del corazón, nos indicó cómo debíamos reunir a<br />

la tribu entera de los hombres y mujeres pájaro en el poder<br />

de los huevos de arco iris, o diamantes de luz, y llevarlos a<br />

un sitio seguro.<br />

Luego fue mi pecho el que se abrió dejando libre al espíritu<br />

del chacal, el cual nos mostró la existencia del lugar a donde<br />

debíamos llevar la semilla de la tribu. Estaba en el centro del<br />

hielo, al sur del mundo, y su nombre era Zac-Noró: lugar del<br />

corazón. Asimismo, dejó marcada en mi memoria una ruta<br />

para llegar hasta allá.<br />

De inmediato fue Barú quien se concentró en su pecho, lo<br />

cual hizo girar el principio de su tatuaje: el espíritu del águila<br />

cabeza blanca que nos reveló cómo, para lograr nuestro<br />

objetivo, necesitaríamos ayuda, presentándonos a varios<br />

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