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no pudo evitar majar sus pies, cayendo de cabeza. Al<br />
incorporarse, escudriñó a medias los alrededores para ver si<br />
había sido descubierto y retrocedió un tanto, tambaleante,<br />
para regresar inseguro sobre sus pasos. Al llegar a la salida<br />
del canal recubierto de hielo escarchado, el más triste<br />
remedo de un espía que alguien pudiera imaginar, se detuvo<br />
en seco al contemplar que las huellas desaparecían de<br />
golpe, y sufrió un ataque. El cuerpo le tembló por ráfagas<br />
y tartamudeó en voz baja mientras veía hacia los lados. Por<br />
último intentó huir pero se devolvió, agachándose a medias<br />
para observar los alrededores.<br />
De nuevo medio vio hacia las paredes de los montes<br />
sin descubrir nada. Un trotar más bien lento y torpe lo<br />
llevó de nuevo hacia atrás. Se detuvo tambaleante y, de<br />
nuevo, regresó a donde las huellas desaparecían. Varias<br />
veces hizo esto hasta que, fi nalmente, al dar un paso hacia<br />
donde continuaba el camino sin huellas, Galax se deslizó<br />
desde la concavidad donde estábamos ocultos, cayéndole<br />
encima. Una fi na lluvia de nieve y un gruñido anunciaron al<br />
guerrero azul, paralizando al supuesto medio espía. Pronto,<br />
rodeábamos al extraño, más curiosos que molestos.<br />
El hombrecillo, esta vez completamente aterrorizado,<br />
gimoteaba sin control. Una serie de muecas le surcaban la<br />
cara, aunque su mirada era siempre hacia abajo, nunca frente<br />
a frente. Pasaba de una tiesa sorpresa a una amabilidad<br />
demasiado natural, adornándose con sonrisas diversas que<br />
se pretendían muy sinceras y fraternas.<br />
—¡Este...bueno...yo...! —masculló la personilla al fi n, con<br />
voz de falsete, un idioma comprensible—. ¡Hijuemialma!<br />
¡Caca... cacasi meme memaman... me matan de la impresión!<br />
Bueno...este...yo... ¡Vaya qué sorpresa encontrarme a tan<br />
distinguidas personalidades por aquí, donde pasaba yo<br />
casualmente!... ¡Qué coincidencias, verdad! Este...bueno...<br />
yo...<br />
—¿Qué haces aquí, acaso nos sigues? —interrumpió<br />
Galax al agarrarlo por el cuello de la gastada piel que medio<br />
lo cubría.<br />
Un líquido amarillento rápidamente formó una escalerilla<br />
de hielo entre las piernas, y hacia abajo, del hombrecillo.<br />
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