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—Como si siempre no estuviéramos solos.<br />
—Es más repugnante cuando dice para dentro las mismas<br />
palabras que dirige a su multitud imaginaria.<br />
—A la derecha de la mujer de negro, que está delante de<br />
Gorgala, aparece otra mujer.<br />
—Está vestida con un casi cruel sencillo vestido azul<br />
celeste.<br />
—Así, querida, así; desenfunda esa mínima pero sufi ciente<br />
daga del pacto primero. Ésa, la que tiene forma de media<br />
luna. La que llevas escondida entre la manga izquierda.<br />
—Señora del agua, yo te saludo y te recibo.<br />
—Tiene el largo cabello liso color caoba. Tiene un<br />
igualmente largo mechón blanco luz de plata de luna en el<br />
centro de la cabellera.<br />
—Los ojos verdes, serenos pero fríos.<br />
—Un segundo hombre sale de en medio de lo estéril.<br />
Avanza por un pasadizo de ceniza. Tiene el vientre abultado<br />
y es de color amarillo hueso. Parece un muñeco mecánico.<br />
Lleva un incensario. Habla de cosas místicas, de jerarquías,<br />
de la meta. Habla de transformación espiritual.<br />
—Señora del agua, desenfunda tu daga. Yo te saludo y<br />
recibo.<br />
—“Oh gran madre, la que rige los ciclos, soy tu servidor”,<br />
murmura el amarillento al hacer una extremadamente lenta<br />
reverencia.<br />
—No señora del agua, no le hagas caso. Sus palabras son<br />
grilletes. Su humildad veneno. Confunde el camino medio<br />
entre las cosas con el engaño de la senda de las cosas a<br />
medias. No le hagas caso señora del agua. Que los espíritus<br />
de tus ancestros lleguen a ti.<br />
—Recuerda el pacto primero querida, por este tenemos<br />
una herida abierta de abrirnos tanto. Refúgiate en tu<br />
desnudez. Sé implacable. La cabeza que rueda nada la<br />
podrá restituir.<br />
—Pero reconforta si ése es tu sino. Reconforta antigua<br />
diosa de la muerte. Yo te saludo y te recibo.<br />
—Abajo el torbellino: fi guras de hombres y mujeres se<br />
sucedían mientras llevábamos al límite, y más allá, nuestros<br />
cuerpos al subir. Avanzábamos impulsados por la sangre<br />
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