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Untitled - Editores Alambique

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fi nalmente, apareció el hijo del desierto. Pronto, el<br />

clan de los humanos se acostumbró a los visitantes<br />

y fue como si desde el principio de sus existencias<br />

éstos los hubieran acompañado.<br />

Muy lentamente los humanos comenzaron a<br />

aprender a hacer fuego y a sembrar. Descubrieron<br />

la mente, su orden y la ensancharon. Se hicieron<br />

cazadores, mientras comenzaron una elemental<br />

agricultura. También, a la par de los primeros<br />

balbuceos se insinuaban los trazos de lo que algún<br />

sería la escritura. Fue la época del fi nal de los<br />

señores de los monos de oro.<br />

Un día, sin embargo, los tres amigos vieron aparecer<br />

a dos seres que venían del mismo lugar que ellos.<br />

Viajaban envueltos en una nube grisácea. Uno era<br />

un enano robusto, de mirada fi era y pelo amarillo.<br />

El otro, tan alargado que parecía no tener huesos,<br />

era mitad hombre y mitad mujer.<br />

En cuanto el hijo del silencio los descubriera, el hijo<br />

de la furia puso su espada de piedra delante de los<br />

tres, de tal manera que los dos visitantes al pasar<br />

ante ellos, veían un árbol, una roca, una extensión<br />

de la montaña, o lo que fuera. Mucho transcurrió en<br />

aquel esconderse. Parecía que jugaban.<br />

Alguna vez los tres amigos eligieron mujer entre las<br />

humanas, las amaron a plenitud y tuvieron hijos, que<br />

corretearon por igual entre las cuevas, las bestias y<br />

el miedo. Generaciones nacían y morían ante los<br />

jinetes de dragón. Para ellos, sin embargo, era<br />

como si hubiera pasado acaso un puñado de años.<br />

Una tarde, la espada del hijo de la furia se escondió<br />

de su dueño y los tres amigos fueron descubiertos<br />

por los perseguidores. El fi nal estaba cerca. Los<br />

tres pidieron despedirse de sus seres queridos y les<br />

fue dado. El hijo del desierto abrazó a sus mujeres<br />

y a sus hijos. El hijo del silencio se despidió nadie<br />

supo de quién ni cuándo. El hijo de la furia fue en<br />

busca de sus hijos, pues no tenía para entonces<br />

mujer, y al darles un abrazo descubrió que su niña<br />

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