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El municipio: una institución diseñada para el fracaso

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administrador urbano son 10% más eficientes que las ciudades que<br />

basan su administración en la figura d<strong>el</strong> alcalde o presidente municipal. 12<br />

En México han existido intentos por introducir esta figura en algunos<br />

gobiernos municipales, 13 aunque a la fecha no han tenido éxito por varias<br />

razones. Las tres razones principales de su <strong>fracaso</strong> son:<br />

1) La resistencia política a alterar <strong>el</strong> diseño institucional de los<br />

<strong>municipio</strong>s. Las atribuciones y facultades administrativas d<strong>el</strong><br />

<strong>municipio</strong> mexicano fueron reformadas por última vez en 2009,<br />

cuando se transmitió a las autoridades estatales la facultad de<br />

aprobar las leyes de ingresos de los <strong>municipio</strong>s, revisar y fiscalizar<br />

su cuenta pública. Antes de eso, solamente se han realizado<br />

reformas <strong>para</strong> dotar de más autonomía a los <strong>municipio</strong>s, a pesar<br />

de que en la práctica su incapacidad administrativa ha hecho que<br />

los estados tomen alg<strong>una</strong>s de las atribuciones que los <strong>municipio</strong>s<br />

son incapaces de ejecutar. Existe un temor y resistencia política a<br />

realizar cualquier reforma profunda, y en particular a reformas que<br />

marchen en contra de la descentralización.<br />

2) Los argumentos mal entendidos de algunos detractores de la figura.<br />

En los debates públicos que ocurrieron en Coahuila y Sinaloa se<br />

hicieron varios pronunciamientos en contra señalando que es un<br />

intento por privatizar la administración municipal. Numerosos<br />

políticos de todos los niv<strong>el</strong>es de gobierno temen que con la<br />

introducción d<strong>el</strong> administrador municipal <strong>el</strong> alcalde perdería poder.<br />

Sin embargo, esto no es así, ya que <strong>el</strong> alcalde mantendría su función<br />

más importante, que es la de liderar y representar al gobierno<br />

municipal en la interlocución con todos los actores involucrados, así<br />

como a establecer las prioridades a seguir.<br />

3) <strong>El</strong> débil sustento jurídico que en su momento se le dio a la figura d<strong>el</strong><br />

administrador municipal. Existen varias opciones <strong>para</strong> introducir la<br />

figura d<strong>el</strong> administrador urbano o municipal dentro de la estructura<br />

actual de los <strong>municipio</strong>s mexicanos. Esto puede hacerse desde<br />

los reglamentos de la administración pública de los ayuntamientos<br />

(como ocurrió en Tijuana), donde no se requiere la aprobación de los<br />

congresos estatales, hasta plasmar <strong>el</strong> cargo en los cuerpos legislativos<br />

de mayor jerarquía, como son las leyes orgánicas de la administración<br />

pública de las entidades o incluso en las constituciones locales (como<br />

en algún momento se planteó tanto en Nuevo León como en Puebla).<br />

Sin embargo, existe un trade-off muy fuerte entre la facilidad política<br />

<strong>para</strong> incorporar la figura (como sería si únicamente se sustentara en<br />

88 EL MUNICIPIO UNA INSTITUCIÓN DISEÑADA PARA EL FRACASO<br />

la legislación municipal), y la solidez y estabilidad de dicha figura<br />

(como sería si se estableciera en la Constitución o leyes estatales).<br />

<strong>El</strong> caso de Tijuana hizo patente la fragilidad d<strong>el</strong> cargo, pues al haber<br />

sido incluido únicamente en la legislación municipal, fue introducido<br />

y <strong>el</strong>iminado de <strong>una</strong> administración a otra según la voluntad o <strong>el</strong><br />

capricho d<strong>el</strong> alcalde en turno.<br />

Asimismo, la mayoría de las propuestas en México han contemplado<br />

dotar al administrador urbano solamente de la facultad de coordinar<br />

a los funcionarios de primer niv<strong>el</strong> de los diferentes sectores, pero<br />

no de nombrarlos y removerlos. Esto debilita seriamente a la<br />

figura ya que <strong>para</strong> poder coordinar las funciones municipales de<br />

manera efectiva, lo óptimo es que tenga un rango superior a los<br />

Secretarios o Direcciones municipales. Además, <strong>el</strong> nombramiento<br />

d<strong>el</strong> administrador urbano ha sido determinado por <strong>el</strong> presidente<br />

municipal en turno, en lugar de un Consejo de la ciudad con<br />

participación ciudadana, que sería lo ideal <strong>para</strong> acercar a esta<br />

figura a la ciudadanía. Otro <strong>el</strong>emento ausente en las propuestas,<br />

con excepción de la más reciente de Baja California, 14 es que la<br />

determinación de la duración en <strong>el</strong> cargo d<strong>el</strong> administrador no<br />

excede los periodos de gobierno y su nombramiento y/o revocación<br />

coincide con los calendarios políticos.<br />

Es claro que <strong>una</strong> estructura institucional, por muy exitosa que sea en<br />

ciertos países d<strong>el</strong> mundo, no puede adoptarse sin tener en cuenta las<br />

características locales. La implementación d<strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o d<strong>el</strong> administrador<br />

urbano en México requiere de ciertos <strong>el</strong>ementos jurídicos que blinden<br />

la figura de los cambios de gobierno, al mismo tiempo que permitan<br />

crear esta figura <strong>para</strong> toda la ciudad, y no sólo <strong>para</strong> un <strong>municipio</strong>. Una<br />

manera de lograr esto es establecer la figura d<strong>el</strong> administrador urbano no<br />

solamente en la legislación municipal, sino en la estatal e idealmente en<br />

la Constitución a niv<strong>el</strong> federal.<br />

IMCO propone que en caso de encontrar <strong>una</strong> alta resistencia política a la<br />

introducción de un administrador urbano a niv<strong>el</strong> metropolitano, en <strong>una</strong><br />

primera etapa se implemente la figura d<strong>el</strong> administrador a niv<strong>el</strong> municipal.<br />

En <strong>una</strong> segunda etapa, se puede desarrollar un arreglo institucional<br />

en la cual <strong>el</strong> administrador municipal se fusione con sus homólogos<br />

de <strong>municipio</strong>s conurbados bajo la coordinación d<strong>el</strong> administrador<br />

metropolitano, de manera que éste coordine los distintos sectores que<br />

deberían operar a niv<strong>el</strong> metropolitano, como son los servicios de agua<br />

potable y alcantarillado, alumbrado público, sistema de transporte,<br />

seguridad y manejo de residuos.

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