TECNOLOGIAS EN MANOS DEL PUEBLO-Parte I.pdf - Fundación ...

Organización popular y comunitaria
miento agigantado de la población estudiantil y las
inexistentes posibilidades de sostenimiento económico
y habitacional digno, el complejo residencial
fue tomado por los estudiantes de bajos recursos
económicos de la ULA provenientes de diversos
estados del país.
Estas instalaciones son reconocidas por la ULA
como residencias estudiantiles bajo su tutela. Esto
quiere decir que las residencias debían ser mantenidas,
en términos de infraestructura y servicios,
con los recursos de la universidad, así como también,
gozar de autonomía universitaria. Pero no
fue así, el poco mantenimiento y la desaparición
de toda protección de la ULA hacia estas residencias
produjeron un deterioro de la infraestructura
y, por otra parte, la autonomía universitaria, es
decir, la total inmunidad de la que gozaban los habitantes
de estas instalaciones residenciales, sirvió
de foco para que organizaciones vinculadas al narcotráfico
tomaran el control del funcionamiento
de estas residencias.
Esto no sucedió fortuitamente. Durante décadas
en estas residencias los movimientos estudiantiles
progresistas y de izquierda habían participado en
las acciones de protesta y resistencia más importantes
del país. Les preocupaba la institucionalización
de una universidad de espaldas a las realidades
injustas que se vivían en todo el país y la consolidación
de un modelo educativo cada vez más excluyente
y elitista. Este compendio de
problemáticas fortificó un movimiento estudiantil
crítico que aún hoy se mantiene. Así que la Universidad
de Los Andes, o sus autoridades de turno,
optaron por desprenderse de sus responsabilidades
administrativas y organizativas hacia las residencias
estudiantiles.
Nada escapa al proceso bolivariano y revolucionario
que se inició en 1999. La Revolución había
llegado y tocaba la puerta de los habitantes y las
habitantes de estas residencias, quienes sabían que
ahora la lucha era mucho más grande y compartida
por muchos y muchas más. Los sectores populares
tenían ahora la voz y el espacio para
hacerse escuchar, era el inicio de la construcción
del poder popular en los barrios, pueblos, caseríos
y casas de estudio.
Así que en 2000, los estudiantes militantes y residentes
de la Domingo Salazar emprenden el camino
de recuperación de las instalaciones, que
consistía, por un lado, en la reparación de la infraestructura
y, por el otro, en garantizar la seguridad
de los habitantes, quienes -por la situación de
violencia e inseguridad generada por los grupos o
bandas armadas que tomaron el espacio público y
algunos apartamentos- vivían en tensión.
Este proceso fue muy complejo. Asumir corresponsablemente
el poder es una tarea que consiste
en la toma de decisiones comunes
sustentadas en la participación democrática y
protagónica y en la acción colectiva. No es una
práctica sencilla ponerse de acuerdo para el
hacer. Esto tomó varios años. Los estudiantes y
las estudiantes habitantes de las residencias no
tenían arraigado el sentido de pertenencia con el
lugar, ni unos ni otras tomaban partido en la situación
y algunos y algunas veían cuesta arriba
la posibilidad de cambiar su entorno comunitario,
ya bastante deteriorado.
Pasaron siete años más, en los que se realizaron
diversas actividades comunitarias, estudiantiles y
de calle. En enero de 2007 se logra mayor participación
de los estudiantes y las estudiantes habitantes
de las Residencias y se convoca a la
comunidad en general a constituir un consejo comunal:
el Consejo Comunal de las Residencias
Estudiantiles Bachiller Domingo Salazar Rojas.
El primer consejo comunal constituido por estudiantes
universitarios.
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