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Los problemas de la democracia deliberativa: una réplicadistrito son incapaces de distanciarse de sus propios intereses y depercibir el interés general; y en segundo lugar, que el Parlamento noes un congreso de embajadores de intereses distintos y hostiles, sinoque, y aquí voy a citar textualmente a Burke, “el Parlamento es unaasamblea deliberativa de una nación, con un interés, el del todo, dondeno han de dominar prejuicios locales, sino el bien general que resultade la razón general del todo”. 3 Es decir, que para ellos el mandatoimperativo transformaba al órgano representativo en un mosaico deintereses locales imposibles de ensamblar; y excluía a su vez la deliberacióny el razonamiento de conjunto. A mí estas dos razones meparece que siguen valiendo, y si se reivindica el mandato imperativohoy hay que hacerlo dando una respuesta a esas cuestiones. Misinterlocutores saben todo esto, pero parecen representárselo de otromodo: transforman mentalmente la pluralidad de distritos electoralesen una suerte de distrito único de todo el cuerpo electoral y lo ponen adeliberar sobre “ciertos principios o ideas generales” para obtener unaposición que sería vinculante para el delegado. Pero, claro, esto no esel mandato imperativo. Esto, si lo he entendido bien, supone transformarel mandato imperativo en algún mecanismo de democracia directa,un referéndum (si se trata de asuntos concretos, como el divorcio ola entrada en la OTAN) o un plebiscito constitucional (si se trata dedirectrices normativas generales). Desde luego aquí el papel que juegael “representante” no es demasiado airoso ni discutidor. Tiene quelimitarse a acusar recibo del resultado y cumplirlo en sus propios términos.Sólo en ese espacio de la interpretación y la ejecución se ledeja alguna iniciativa. Por eso se ha insinuado muchas veces que elmandato imperativo es una institución incompatible con la democraciarepresentativa. Y su nueva aparición seguramente trasluce la desconfianzaactual hacia las artimañas de los representantes con respecto alos representados. Pero, claro, resolver problemas de accountabilityprivando al mandatario de su libertad de acción es como quitar el dolorde cabeza cortando la cabeza.3 Se trata del famoso Speech to the Electors of Bristol. No quiero, sin embargo,demorarme con datos eruditos. Si lo traigo a colación es porque sus razones meparecen aún válidas.101

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