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El cansancio de la democraciaes proponerle soluciones, por complejas que éstas sean. El debateinterno es necesario, pero es preciso llevarlo a cabo de forma tal queno se difumine el mensaje que se pretende articular y que no llegue ala sociedad simplemente como un cúmulo de desacuerdos internos.Nadie con un poco de experiencia ignora hoy que eso del “debateinterno” es el disfraz que adopta a veces algún descontento sectorialcon la distribución de los cargos y los beneficios dentro del partido.Otra manera usual de disfrazar ese descontento ha sido reclamar unsistema más proporcional que mayoritario en las elecciones internasdel partido. Se dice en efecto, a veces, que es más abierto y másdemocrático un sistema proporcional de representación que un sistemamayoritario. Pues bien, esto es rigurosamente erróneo: el sistemade elección mayoritario es perfectamente democrático, quizás el másdemocrático de todos. Si hemos de proponer uno u otro sistema nohagamos de ello una cuestión de mayor o menor democracia, porqueeste no es el caso. Lo decisivo tiene que ser cuál es el órgano para elque se realiza la elección y qué funciones ha de desempeñar. Si setrata de órganos cuya función es más bien deliberante, seguramentees mejor el sistema proporcional; si, por el contrario, estamos hablandode órganos muy directamente decisorios, quizá el mejor sistema esel mayoritario. Pero, además, y cuando se trata de la vida interna delos partidos, el sistema proporcional parece tener la propensión a introduciren el partido las llamadas “facciones”. Es decir, que la representaciónproporcional, como un tipo de representación-reflejo quees, consigue proyectar como resultado una especie de mapa en escalade los distintos segmentos o porciones de los militantes (a veces sehabla de distintas “sensibilidades” o incluso de distintas “almas”). Peroparece comprobado que los partidos de “facciones” o “tendencias” ocomo quiera que se les llame acaban por dedicar sus energías a laarticulación interna de los intereses de los distintos segmentos partidariosy presentan ante la opinión una imagen deplorable de fragmentación,falta de unidad y arribismo. Creo que es preciso decir esto y serconscientes de que cuando manejamos un instrumento tan noble comoel sistema de representación proporcional dentro de los partidos estamosjugando con un arma de doble filo. Si a la difuminación del men-49

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