Roberto Gargarella, Félix Ovejerolas presentes reflexiones dos trabajos que, por tratarse de conferenciaspúblicas dirigidas a un público no académico, no siempre puedenpermitirse las matizaciones. Pero esas mismas circunstancias, por larotundidad de los juicios a que obliga la economía expositiva, propicianque las tesis aparezcan más diáfanas. El carácter “panorámico” de susintervenciones, deudor también de las mismas circunstancias, es unarazón adicional para agradecerles la ocasión que proporcionan paradiscutir problemas importantes de la democracia contemporánea.Sus defensas de la democracia representativa son a la vez una críticaa propuestas democráticas más radicalmente participativas odeliberativas. Aunque, obviamente, los dos asuntos son distintos, y no eslo mismo defender a Juan que criticar a Pedro, resulta interesante esaelección de punto de vista. Implícitamente parece asumir que las dosideas de democracia buscan lo mismo. Comparamos al CD con el discode vinilo y no con la estilográfica porque aquellos dos son tasables por elmismo criterio, por lo que se busca con ellos: mejor audición. El reconocimientode que las dos propuestas de democracia intentan maximizar lamisma cosa nos proporciona un terreno desde donde aquilatar las razonesy ver cuál asegura mejor la realización de los valores que importan.En todo caso, se impone deslindar las tareas. Una cosa son los problemasque podrían tener las democracias “alternativas” y otra los querealmente tienen las democracias existentes. La intervención de Laportase ocupa sobre todo del primer asunto, mientras que Sartori es quienencara con más detalle del segundo. Hay cierta división del trabajo,pero es pura división técnica. Los dos autores vienen a coincidir en queel trasunto intelectual de la democracias “alternativas” es “desastrosamentedisparatado” (Sartori, p. 6).Y los dos coinciden en que los problemasde la democracia representativa son circunstanciales, en que, paradecirlo con Laporta, “lo que nos aburre son ciertas jugadas repetitivas ytrilladas de unos y otros”, no “el sentido mismo del juego” (p. 20). En susentir, los problemas repetidos de la democracia no indican nada acercade la calidad de su raíz más esencial. De todos modos, la división deltrabajo facilitará la presente exposición, que, siempre a partir de suspropios argumentos, sin destacar otros problemas que los que a ellosles preocupan, en su primera parte se ocupará de sus defensas de la54
Democracia representativa y virtud cívicademocracia “representativa” y en la segunda de sus críticas a las “otras”democracias, a las democracias que con algunas violencias, léxicas yconceptuales, se podrían llamar “participacionistas/deliberativistas”.Hay otra coincidencia en los dos textos que también conviene resaltar:el maltrato intelectual al que se ven sometidos los defensores de laspropuestas “alternativas”. Conviene resaltarlo porque nos pone sobre lapista de algunas carencias de sus argumentaciones. Pero, eso se verámás abajo, cuando se aborden sus críticas a las “otras democracias”.I. LA SENSATEZ REPRESENTATIVAA tenor de sus referencias y tono, el lector de Sartori se puede quedarcon la impresión de que la crítica a la democracia representativa es cosade la “literatura de aeropuerto” o de asamblearios gritones, que no hayinvestigación teórica, empírica o normativa que dude de la democraciarepresentativa. 3 Su defensa adopta dos estrategias: Por una parte, trata3 La lectura de los textos de Laporta y Sartori podría sugerir la impresión de que lascríticas a la democracia representativa sólo proceden de la filosofía política y que lasdefensa de las “otras” democracias no pasan de la especulación. No es así. En lo que atañea lo primero, tanto la teoría de la elección colectiva como la teoría económica de la informaciónhan proporcionado resultados que complican bastante la defensa de la democraciarepresentativa. De lo primero, el clásico es RICKER, W., Liberalism against Populism, Freeman,S. Francisco, 1982 y desde entonces legión. Un panorama de lo segundo en: FEREJHON,J., y KULINSKI J., (eds), Information and Democratic Processes, University of Illinois Press,Urban, 1990; CALVERTT, R., Models of Imperfect Information in Politics, Harwood AcademicPublishers, Nueva York, 1986. En lo que respecta a las “otras democracias”, es verdad quepredomina la literatura normativa o analítica. Por cierto de excelente calidad y con notableconciencia autocrítica. Tres ejemplos recientes: BHOMAN, J., y Rehg W., (eds.) DeliberativeDemocracy, The MIT Press, Cambridge, 1997; ELSTER, J., (ed.), Deliberative Democracy ,Cambridge U.P., Cambridge, 1998; MACEDO, S., (ed.), Deliberative Politics, Oxford UP,Oxford, 1999. Para un panorama de los problemas: BOHMAN, J., “The Survey Article: TheComing Age of Deliberative Democracy”, The Journal of Political Philosophy , 4, 1998. Perotambién hay investigación empírica. En el ámbito de la democracia deliberativa: FUNG, A.,y WRIGHT, E., “Experiments in Deliberative Democracy” (manuscrito) y los trabajospresentados en enero de 2000 en la conferencia del mismo título en Madison, Universidadde Wisconsin (por aparecer en Politics and Society, se pueden ver en: http://www.ssc.wisc.edu/~wright/RealUtopias.htm). En el ámbito de la democracia directa:BOWLER, S., DONOVAN, T., y TOLBERT, C., (eds.), Citizens as Legislators. Direct Democracyin the United States, State U.P., Columbus: Ohio, 1998.55
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