11.07.2015 Views

BsjLd

BsjLd

BsjLd

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Félix Ovejero Lucascriterio de comparación (¿la mejor para qué?) no es mucho mayor que elque existe acerca de la idea de democracia. Las diversas ideas de democraciaapelan a principios bien diferentes: el bienestar, la libertad, laautorrealización, la estabilidad. En esas condiciones, con distintas ideas ydistintos criterios, no cabe ni la comparación. Para comparar, se necesitaun baremo común, un criterio “externo”, al modo como podemos compararel peso o el precio de objetos por demás bien diferentes y reconocerque uno es más ligero o más caro que otro. Si varían la idea y el baremo,la comparación resulta imposible y solo queda valorar cada artefacto oinstitución según los objetivos específicos para los que está diseñado.En las páginas que siguen se van a perfilar cuatro ideas distintas dedemocracia cada una de ellas asociada a distintos niveles de participaciónciudadana, con distintas “economías de virtud”. 2 Nuestra atención se concentraráen tres de ellas: la liberal elitista, la republicana elitista y la republicanaigualitaria (o republicana a secas). La evaluación de cada una sehará a partir de su particular idea de “buen sistema de decisión”. 3 Ladeterminación de que se entiende por “ buen sistema de decisión” no essencilla y traza demarcación: las tradiciones republicanas se refieren alsistema que asegura “las decisiones más justas” y las liberales, al sistemaque apunta a “las decisiones que tienen en cuenta las demandas (los2 El uso que aquí se hará de “virtud” se refiere (y limita) a “disposición a participar enactividades públicas”, en un sentido parecido al de Dagger, R. Civic Virtues, Oxford,Oxford U.P., 1997. Buena parte del problema que nos ocupa, sobre “economía de lavirtud” (cívica), está apuntado en G. Brennan, A. Hamlin, “Economizing on Virtue”,Constitutional Political Economy , 6, 1995; G. Brennan, G., y Hamlin, A., Democratic Devicesand Desires, Cambridge, Cambridge U.P., 2000”. Desde luego no hace justicia a la nociónni a la matizada literatura sobre la ética de la virtud. Excelentes antologías del panoramaactual en: Paul, E., Miller, F., y Paul, J., (eds.) Human Flourishing, Cambridge U.P., Cambridge,1999; Paul, E., Miller, F., y Paul, J., (eds.), Virtue and Vice, Cambridge U.P., Cambridge,1998; Champan, J., y Galston, W., (eds.), Virtue, Nomos XXXIV, N. York U.P, N. York, 1992;Statman, D., (ed.) Virtue Ethics, Washington, Georgetown U.P, 1997. Dos notablessistematizaciones recientes: Harris, G., An Agent-Centered Morality, University of CaliforniaPress, Los Ángeles, 1999; Hursthouse, R. On Virtue Ethics, Oxford, Oxford U.P., 1999.De tantos que son los matices, no ha de extrañar que una de sus principales teóricasacabe por recomendar el abandono de la noción de ética de la virtud, por polisémica:Nussbaum, M., “Virtue Ethics: A Misleading Category”, The Journal of Ethics, 3, 1999.3 Aquí se considera que el buen sistema de decisión es el que permite las buenasdecisiones.116

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!