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José Rubio Carracedo“Los italianos, en su grandísima mayoría, sienten que su mayorenemigo es la partidocracia, es decir, los políticos profesionales y,como consecuencia, la política misma” (El País, 20-4-2000).Sin embargo, no faltan los defensores del sistema, aunque seabajo la modalidad de la lógica del mal menor, ya que cualquier reformadel mismo entrañaría mayores riesgos. Y porque, en definitiva, la raíz delproblema no está tanto en la clase política cuanto en el “demos”, lamasa popular ignorante y embrutecida, que arrastra a los políticos. Tales el tono y la argumentación con que Francisco J. Laporta ha presentadoen un ensayo reciente, en el contexto español, la crisis generalizadadel modelo democrático liberal, que diagnostica como “cansancioo hastío de la democracia”. Laporta registra “una cierta atmósfera dedescalificación implícita o explícita de todo aquello que suene a representaciónelectoral, a actividades de partido o a militancia política” yello le parece “de cierta gravedad”. Tanto que cree necesario hacersonar las alarmas.En efecto, Laporta comienza por evocar la ilusión que suscitaba elpapel democrático de los partidos políticos en la época anterior a latransición, para seguidamente lamentar la ligereza con la que se loscondena actualmente, proponiendo alternativas a los mismos quetienen con frecuencia más carácter de “receta” o de “sahumerio” que depropuestas sensatas. Y es que la crítica actual a la democraciade partidos llega a cuestionar el concepto mismo de representaciónpara apelar con harta ligereza a alternativas tales como las “eleccionesprimarias”, etcétera. Y aquí es donde Laporta quiere poner elénfasis: tales alternativas se revelan como “incógnitas” peligrosascuando se las somete a un análisis objetivo. Y se propone demostrarloal examinar “cuatro manifestaciones de ese mal”: la apelacióna la democracia “participativa”, la exigencia de la “democraciaparitaria”, la alternativa de los “nuevos movimientos sociales” y lallamada a “la apertura a la sociedad” de los partidos políticos. Estaselección de alternativas a enjuiciar no deja de ser discutible, peropuede aceptarse dada su intención ilustrativa. Lo que resulta decepcionante,sin embargo, es la cortedad de horizontes, la falta de ima-76

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