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¿Cansancio de la democracia o acomodo de los políticos?formación y manifestación de la voluntad popular” y de que “su estructurainterna y funcionamiento deberán ser democráticos”. Lamentablementelos partidos funcionan como meras organizacionesoligocráticas y no cumplen la primera condición (la inmensa mayoríade sus iniciativas han sido vampirizadas de las agendas de los movimientossociales) como tampoco la segunda (¿hace falta probarlo?).IV. PARTIDOS CERRADOS Y PARTIDOS ABIERTOSEstá claro que Laporta se muestra lacerado por el descrédito abrumadorde los partidos políticos. No comprende en qué puede basarseesta especie de conjura universal contra ellos. Y aunque me constasobradamente que no es un “intelectual orgánico”, su reacción recuerdaobjetivamente el cometido asignado a tales intelectuales. Ahí queda sudenuncia de que los partidos sean presentados como “la bestia negra”del cansancio de la democracia, que se les atribuyan todas las perversiones“partidistas” (sí, de ahí procede el término), que sean presentadoscomo “un verdadero obstáculo a la ‘auténtica’ democracia entendidacomo proceso libre y total de información, debate y decisión”. De ahí quedenuncie que la militancia, y hasta la mera cercanía a los mismos, seavista con extrema desconfianza, “como una suerte de contagio o infección”.Y que se dé por supuesto que sólo fuera de los partidos puede“haber competencia, independencia, objetividad, honestidad, generosidade interés general”. ¿Por qué será? Un liberal sincero como B. Manin(1997) recoge y apunta estos defectos con pasmosa sinceridad.Laporta apela también a la ley de Michels sobre el inevitable deslizamientode los partidos hacia la oligarquización. Pero enseguida aduce,con razón, que dicha ley afecta a “toda organización humana quepersiga fines” (en realidad, a toda organización que compita por elpoder). Y aduce, también con toda razón, que las “cúpulas sindicalesson tan rígidas e inamovibles”, así como las organizaciones religiosas,empresariales, las grandes corporaciones, los clubes de fútbol, etcétera.Pero los partidos tendrían, a su juicio, una ventaja única: sóloellos se someten periódicamente al voto ciudadano, mientras que los83

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