11.07.2015 Views

BsjLd

BsjLd

BsjLd

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Francisco J. Laportatienden a gozar de una inicial simpatía acrítica. Y aunque resulte porello poco lúcido empezar a ponerles peros a propuestas que muchasveces son tan desinteresadas como dignas de atención parece necesario,sin embargo, advertir de ciertos peligros conocidos que alientanen el subsuelo de algunas de ellas. Todas esas propuestas puedenser consideradas como ilustraciones particulares de una fórmula generalque podría enunciarse así: contra la clausura y el monolitismo,apertura a la sociedad. Y, en efecto, lo que en definitiva se postulacon ellas es que los partidos “se abran” a la sociedad. Veamos algunasde estas ilustraciones.En primer lugar está el llamado “debate interno”. La apelación aldebate interno frente al dogmatismo y la esclerosis es difícil de discutir.El debate de las distintas posiciones sobre los distintos problemases algo fundamental en toda organización de fines, y la deliberación esun proceso enriquecedor sin ningún género de dudas. Pero cuandoesto se postula en el seno de los partidos tiene que tener algún matiz,porque, a diferencia de la deliberación “epistémica” que se propone enalgunas modernas teorías éticas, la deliberación política tiene que acabaralguna vez para dar paso a una decisión y un posicionamientoclaro respecto al problema que se debate. El efecto perverso del debateincesante que algunos parecen propugnar se produce por la actitudinsensata de ponerlo todo en cuestión y ponerlo en cuestión a cadamomento, lo que acaba desembocando en la imposibilidad de cristalizarun mensaje completo y coherente. Y lo que así se transmite a losciudadanos es la idea de que en el partido de marras se está siemprediscutiendo y nunca se ponen de acuerdo en nada. Habrá quien veaesto con simpatía, pero entonces tiene que tener una idea muy particularde la función de los partidos en la sociedad. Porque si seacepta que la función de los partidos en una sociedad compleja essintetizar en un mensaje coherente un programa de acciones políticaspara enfrentar problemas reales, entonces debemos evitar que el ciudadanose quede perplejo ante el permanente cruce de argumentos ycontraargumentos y acabe por no ver, entre tanto debate interno, aquelloque desea o necesita. Lo que puede terminar por ofrecérsele es unmanojo de incógnitas controvertidas, cuando la función de los partidos48

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!