José Rubio Carracedoborar los espacios electorales para los medios de comunicación, estoes, para elaborar una propaganda generalmente deleznable con un presupuestoexagerado. ¡Qué caros nos cuestan estos festivales a los contribuyentes!Y todo ¿para qué? Supuestamente, para captar al pequeñoporcentaje de indecisos. Pero éstos suelen ser ciudadanos reflexivos,que pasan en buena medida de la propaganda. Casi todo queda en laprescindible tarea de animar o enardecer al propio electorado.Porque nunca se toma suficientemente en consideración que lamayoría de los votantes son electores fijos, que votan a “los míos”, poridentificación ideológica genérica, o por simple tradición familiar. Enefecto, si de los aproximadamente 28 millones de electores españolesrestamos los seis millones de votantes fijos que tiene el PSOE, y otrostantos el PP, más el millón y medio de IU y los dos millones ymedio de votos nacionalistas, y eliminamos también los que se abstienen(seis millones y medio) y los que votan en blanco (cerca de mediomillón), quedan unos seis millones de votantes (es decir, poco más del20%) cuyo voto fluctúa según la situación y decide el resultado electoral.Para estos votantes la propaganda electoral al uso sólo sirve paraaumentarles su indecisión, de modo que han de decidirse finalmentepor la lógica del mal menor. Por lo que también son candidatos potencialesal voto en blanco.Buena parte de estos votantes reflexivos votaría, si pudiera, porteledemocracia; en el futuro inmediato, sobre todo por internet. Ésta esuna realidad que no está tan lejana como parece. En efecto, en el Estadode Arizona se ha realizado ya a título experimental, y con todas lasgarantías exigibles, la primera cibervotación legalmente válida en laselecciones primarias de Estados Unidos, con casi un 10% de los votos. Ypara 2006 está previsto extender la cibervotación a todos los Estados ya todos los efectos, calculándose que en 2008 EE UU pueden “estarpreparados para celebrar una elección exclusivamente on line” (MuyInteresante, núm. 228, mayo 2000, 122), quedando el actual sistemacomo mero complemento. Este votante cibernauta supone todo un desafíopara la actual propaganda basada, sobre todo, en los medios y lastécnicas audiovisuales espectaculares. Ello obligará también a replantearmuchos conceptos en el funcionamiento de la democracia actual.94
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