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Democracia representativa y virtud cívicaso, como votante, el homo economicus es una rareza: el impacto desu voto —uno entre millones— es infinitesimal; los beneficios de votarson mínimos e improbables, comparados con los muy ciertos de “perderel tiempo” comparando programas y acudiendo a las urnas.Junto a las críticas examinadas, de carácter general, Laporta ySartori, al paso, descalifican diversas propuestas específicas de losdefensores de las “otras” democracias. En sus críticas detectan innegablesdebilidades de propuestas que están lejos de alcanzar la concreciónde las fórmulas representativas “clásicas”, entre otras razonesporque la concreción no es independiente de la posibilidad de tomariniciativas políticas y éstas dependen muy fundamentalmente de quienmanda. En todo caso, para no rehuir el bulto bueno será terminarestas líneas intentando decir algo en favor de las propuestas objetadas.Dada la diversidad de reformas que nuestros autores critican,hemos optado por referirnos sólo a algunas de ellas, por su importanciao su carácter especialmente polémico.A) Mandatos imperativos. Vaya por delante que la propuesta nocarece de problemas y Sartori señala adecuadamente algunos de ellos.Ahora bien, no es tan obvio que la demanda de mandatos imperativosresulte ridícula en sus pretensiones, ni mucho menos que deba ser“prohibida” como “condición inherente” de la democracia. En la pocaexperiencia que ha habido al respecto, no se pretendió utilizar el mandatopara “todos los casos” sino para unas pocas y muy específicassituaciones. Fundamentalmente, la existencia de mandatos imperativosno negaba la posibilidad de que en muchos casos el representante“pensara por su cuenta”, independientemente de la voluntad de suselectores. Lo que se buscaba, más bien, era que en cuestiones que lacomunidad consideraba especialmente cruciales (por ejemplo, la eliminaciónde un cierto impuesto), el representante no defraudase a lavoluntad mayoritaria.Desde sus orígenes, además, el mandato imperativo tendió a girarsobre ciertos principios o ideas generales, más allá de los cuales elrepresentante podía operar con libertad. Por ejemplo, el principal reclamode los norteamericanos sobre sus representantes, antes de la69

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