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Félix Ovejero Lucas> republicano elitista > liberal. La justificación de esta ordenación esinmediata. La deliberación y la participación reclaman tiempo de muchos,de todos, en participar, informarse, discutir y corregir juicios, y,además, dada la naturaleza del proceso deliberativo, en donde laspropuestas se valoran según criterios de justicia, los resultados atiendena intereses generales, de todos. La asamblearia requiere tiempoen informarse y participar, tiempo de muchos, de todos, aun si se hacepara procurar un beneficio privado que no será muy importante, dadoque el número de participantes dificulta influir sobre el resultado de unmodo decisivo. La republicana elitista tiene bajos costos, en tanto sólodeliberan unos pocos, pero también hay bajos incentivos para participarpuesto que los beneficios, en virtud de que la deliberación apuntaal interés general, se distribuyen entre muchos: de ahí que tenga quehaber unos pocos virtuosos (los que deliberan). La liberal, la que másse parece al mercado, no requiere —como se verá— virtud ninguna, nisiquiera la de los representantes: éstos y los votantes se mueven porsus intereses.La calificación de los distintos tipos de democracia, como todas, esconvencional y, por abstracta, no describe ningún escenario históricoparticular que, siempre, será una mezcla de todas ellas. 7 Con todo nocarece de avales empíricos: los “padres fundadores” (Madison en especial)eran, indiscutiblemente, republicanos elitistas y defendían negrosobre blanco la deliberación de los mejores, de los representantes;la primera “teoría económica de la democracia” (Downs, Schumpeter),tan asociada histórica y teóricamente al liberalismo, cuadra impecablementecon los modelos de representación y negociación; elrepublicanismo clásico se ajusta bastante, al menos en los principios(y entre quienes podían acceder al ágora), al modelo de deliberación yparticipación; y, en bastantes aspectos, las asambleas de accionistas,7 Un examen más detenido de la economía de la virtud debería manejarse en tresdimensiones: votantes con preferencias egoístas o públicas; representantes egoístaso virtuosos en su trato con sus votantes; representantes deliberadores o negociadoresentre ellos. Un total de ocho escenarios diferentes de democracia de representantes(o de competencia). Cfr. OVEJERO, F., “Mercado y democracia”, por aparecer en unvolumen editado por A. Arteta, E. García Guitián y R. Máiz.120

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