11.07.2015 Views

BsjLd

BsjLd

BsjLd

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Giovanni Sartoriellos. He afirmado recientemente que con la videopolítica se está produciendoprecisamente el proceso contrario: cada vez tenemos unaopinión pública cuyos conocimientos están más empobrecidos. Losdirectistas no atienden a este punto y tachan despectivamente estaconclusión de reaccionaria. Su solución es, simplemente, distribuirindiscriminadamente permisos de conducir a todos con independenciade que sepan conducir o no. Por último, si se insiste a los directistas enla cuestión de que aunque la democracia representativa puede saliradelante incluso con electorados poco cualificados mientras que lademocracia directa no puede operar sin “ciudadanos adecuados”, suúnica respuesta es que si una persona está capacitada para elegir a surepresentante, del mismo modo lo estará para decidir sobre las cuestiones¿Del mismo modo? Estupendo. Esto supone decir que no haydiferencia entre elegir un abogado y defenderse a sí mismo en juicio,entre elegir un libro y escribirlo, entre elegir un médico y curarse a símismo. Aunque la estupidez no tiene límites, esta supuesta equivalenciava demasiado lejos.No tiene mérito alguno, por tanto, esta postulación de una democraciasemidirecta, posrepresentativa. Sin embargo, la tendenciadirectista está ganando terreno, no sólo porque ofrece una soluciónsimplista fácil de aprehender por los simples, sino también porque noestá encontrando prácticamente ninguna oposición. Por este motivo,la representación debe volver a ponerse bajo los focos y defendersevivamente. Defenderse desde fuera, como acabo de hacer, frente aalternativas sin fundamento, pero también desde dentro, como he hechoantes. La clave radica en que si no comprendemos un mecanismo,no podremos valorarlo ni corregirlo; por ejemplo, la cuestión de si larepresentación no resulta suficientemente “próxima”. No podemos aceptartratamientos que maten al paciente. El crecimiento demográficohace inevitablemente imposible la proximidad; y la representación puedehacer frente a estas cifras mucho mejor que los mecanismos directos.La clave es, pues, que la crisis de la representación es fruto, en buenamedida, del primitivismo constitucional y de nuestra expectativa deque la representación nos dé lo que no puede o no debe darnos.34

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!