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Ball, Phillip. Masa critica. Cambio, caos y complejidad

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ÚN ASE AI. CLUB<br />

Con mayor frecuencia, las fuerzas del mercado presionan para que una<br />

industria adopte estándares competitivos y las empresas privadas o estatales<br />

tienen que alinearse con un bando o con el otro. Porque, en general,<br />

sólo compiten entre sí dos bandos. Esto puede ser el resultado natural<br />

de dos tendencias opuestas. Si una empresa tiene que elegir entre dos<br />

alianzas, lo mejor que puede hacer es optar por la mayor: las alianzas<br />

pequeñas se extinguen y su número total decrece. Al mismo tiempo,<br />

una empresa no suele querer colaborar con otra con la que esté enfrascada<br />

en una competencia feroz. Cuando sólo hay dos alianzas, todas las<br />

empresas pueden formar parte de un grupo tan grande como sea posible,<br />

al tiempo que se oponen activamente a su rival más importante.<br />

La evolución de los estándares técnicos de los sistemas operativos de los<br />

ordenadores en la década de 1980 es un ejemplo clásico. El sistema operativo<br />

de un ordenador es el programa que gestiona el equipo, procesa<br />

la información y la distribuye; es, por así decirlo, la lengua materna del<br />

ordenador. Cualquiera que tenga conocimientos técnicos suficientes puede<br />

inventar un sistema operativo -puede inventar un lenguaje- y en los<br />

años en que nació la informática, eso es precisamente lo que ocurrió. La<br />

industria de los ordenadores se habría convertido en una Torre de Babel.<br />

Pero a finales de la década de 1960, dos informáticos de los Laboratorios<br />

Bell de la sucursal de AT&T en Nueva Jersey diseñaron un sencillo<br />

y elegante sistema operativo que llegó a ser conocido por el nombre de<br />

Unix. Se hizo muy popular, pero AT&T no pudo sacar ningún provecho<br />

de él porque, por aquel entonces, la ley no le permitía entrar en el sector<br />

informático. Así que decidió ceder el Unix por su coste nominal a<br />

todo el que lo quisiera -que, al parecer, fueron casi todos-. Además, quienes<br />

adquirían la licencia del Unix también tenían derecho a modificarlo<br />

y mejorarlo. Cosa que por supuesto hicieron. En la década de 1980 existían<br />

unas doscientas cincuenta versiones de Unix en funcionamiento, y<br />

cada una de ellas era incompatible con las demás. Sucedió como en la<br />

evolución de las especies: las poblaciones acumulan pequeñas mutaciones<br />

hasta que llegan a ser genéticamente incompatibles y no pueden intercambiar<br />

información genética.<br />

El mercado de los terminales informáticos, la mayoría de los cuales funcionaban<br />

con Unix, había adquirido proporciones gigantescas: en 1990<br />

estaba valorado en diez mil millones de dólares. Las empresas contaban<br />

con una fuerte motivación para estandarizar sus sistemas operativos Unix.<br />

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