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pero, por otra parte, llevan una vida corrompida (4.8.12.16). Llama la atención el empleo que hace<br />
de algunos libros apócrifos (`Asunción de Moisés', `Libro de Henoc'...), cosa que la 2 P, al<br />
aprovecharse de esta carta en su c. 2, trata de evitar.<br />
Podemos distinguir dos partes en la carta: En primer lugar: Invectiva contra los herejes,<br />
echándoles en cara sus vicios (5-16). En segundo lugar: exhortación moral (17-23) seguida de una<br />
doxología litúrgica (24-25).<br />
APOCALIPSIS<br />
1. PRELIMINARES<br />
a. El género apocalíptico<br />
La palabra 'apocalipsis', con la que comienza este libro ("Apocalipsis de Jesucristo....", 1,1),<br />
significa `revelación'. En la p. 221 hablamos de este género literario bíblico con ocasión del<br />
estudio del libro de Daniel. Entonces dijimos que la `apocalíptica' es un género literario que surge<br />
en tiempos de crisis, y tiene por objeto levantar los ánimos e infundir esperanza con la perspectiva<br />
del triunfo final del bien. Fue un género muy extendido en los dos últimos siglos del AT y en los<br />
dos primeros del Nuevo. Esto no obstante, dentro del canon tan sólo figuran: en el AT algunos<br />
pasajes de los libros de los profetas, preferentemente el libro de Daniel, y en el NT este libro del<br />
`Apocalipsis'. En su inmensa mayoría han ido a engrosar el montón de los libros apócrifos.<br />
Entonces se dijo también algo sobre la relación existente entre el profeta y el apocalista. En<br />
esta línea de clarificación, añadimos lo siguiente: El profeta transmite el mensaje divino oralmente,<br />
mientras que el apocalista lo hace con imágenes simbólicas. Es decir, que él traduce a símbolos<br />
las ideas que Dios le sugiere, y, consiguientemente, el lector deberá seguir el camino inverso:<br />
traducir los símbolos a ideas, para poder enterarse del mensaje transmitido por Dios. Sobre este<br />
lenguaje simbólico diremos algo más adelante.<br />
b. El autor<br />
Al hablar del género apocalíptico nos hemos referido a su carácter anónimo: el escritor se<br />
ampara bajo la autoridad de algún personaje famoso al que se le atribuyen las visiones. En este<br />
libro se dice expresamente que quien recibe las visiones es Juan. ¿A qué Juan se está refiriendo?<br />
En el texto tan sólo se dirá: "vuestro hermano y compañero de la tribulación, del reino y de la<br />
paciencia, en Jesús" (1, 9). Una tradición, que parte ya de S. Justino en el s. 11, le identifica con<br />
el apóstol Juan. Sin embargo, hubo iglesias, como las de Siria y Palestina, que no incluyeron este<br />
libro en su canon hasta el s. V. Esto nos lleva a pensar que también aquí pudo suceder que el<br />
autor anónimo, aunque discípulo suyo, se cobijó bajo la autoridad del apóstol Juan.<br />
c. Fecha<br />
Se ofrece una doble alternativa: con ocasión de la persecución de Nerón (a. 64-65), o con<br />
ocasión de la de Domiciano (a. 95s); aunque preferentemente se inclinan por esta segunda fecha,<br />
teniendo en cuenta, por un lado, las alusiones a la persecución suscitada por los judíos (2,9; 3,9)<br />
con posterioridad a su concilio de Yamnia (a. 80-90), y, por otro, la referencia que se hace al culto<br />
al emperador (13, 8.15) que es lo que desencadena la persecución de Domiciano particularmente<br />
en la zona de Asia Menor.<br />
d. Lugar<br />
En 1,9 dice el autor que esta visión apocalíptica la experimenta en la isla de Patmos, donde<br />
se encuentra desterrado por el testimonio de Jesús. La isla de Patmos es una de las muchas del<br />
mar Egeo, cercana a la costa de Asia Menor, frente a la ciudad de Mileto; en esa provincia de Asia<br />
es donde se encontraban las siete iglesias a las que dirige su escrito; es también en este contexto<br />
geográfico en el que nacen los otros escritos joánicos.<br />
e. Destinatarios<br />
En 1, 1 se dice que el escrito va destinado a `sus siervos'; en 1, 4 el saludo va dirigido a las<br />
siete iglesias de Asia, y en los c. 2 y 3 encontramos los mensajes enviados a esas siete iglesias,<br />
concretamente: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea. No obstante, el<br />
empleo del número siete, que sugiere idea de plenitud, puede estar advirtiéndonos que se trata de<br />
un mensaje universal, que vale para todas las iglesias. Estos destinatarios son exclusivamente<br />
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