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CURSO DE BIBLIA.pdf

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Aunque catalogados todos ellos como libros proféticos, no todos lo son en realidad. El libro<br />

de Daniel y parte de Joel y Zacarías tienen más bien un carácter apocalíptico. Jonás es, como ya<br />

sabemos, un relato de índole didáctica.<br />

El orden en que figuran los libros proféticos en la Biblia no es cronológico; más bien habría<br />

que ordenarlos así:<br />

S. VIII: en Israel, Amós y Oseas; en Judá, Isaías y Miqueas. S. VII-VI: Sofonías, Nahún,<br />

Habacuc y Jeremías.<br />

S. VI (exilio babilónico): Ezequiel y Deutero-Isaías.<br />

S. VI-V: Ageo, Zacarías, Trito-Isaías, Abdías, Malaquías, Joel.<br />

El hecho de que designemos profetas escritores a los autores de estas profecías puede<br />

inducirnos a engaño. La diferencia entre profetas no escritores y profetas escritores no estriba<br />

tanto en que unos no escribieron y otros sí escribieron, sino en que de los segundos tenemos<br />

consignadas por escrito sus profecías, cosa que ocurrió a partir del s. VIII; lo que no quiere decir<br />

que fueran ellos mismos quienes las escribieron. El profeta no era propiamente un escritor sino un<br />

predicador; sin duda que pudo escribir él mismo o pudo dictar, sin embargo los libros proféticos,<br />

tal cual hoy los encontramos, fueron pasando por diversas manos de discípulos y recopiladores,<br />

quienes distribuyeron el material, no por orden cronológico, sino según unos criterios muy<br />

convencionales que hoy a nosotros se nos escapan y nos resultan con frecuencia<br />

desorientadores.<br />

4. MENSAJE <strong>DE</strong> LOS PROFETAS<br />

¿Cuál es de hecho el contenido de estos escritos proféticos? En los libros de los profetas es<br />

frecuente encontrar tres suertes de materiales: colecciones de palabras o de discursos del profeta,<br />

relatos autobiográficos que provienen de él mismo y relatos o datos biográficos que provienen de<br />

otros sobre él. Naturalmente, la parte principal es la primera, el material profético. Al dar la<br />

definición de profeta se dijo que "intervinieron... iluminando, rectificando, levantando los ánimos".<br />

El contenido, pues, del material profético responde a una de estas tres actitudes, y en el conjunto<br />

de cada profeta podemos encontrar la suma de esas tres facetas. Tendían a colocar los oráculos<br />

de amenaza al principio de cada libro, y los de salvación al final; en medio situaban los oráculos<br />

contra los gentiles. Al hacerlo así expresaban su confianza en la restauración de un Israel<br />

redimido mediante la derrota de los enemigos de Dios y de su pueblo.<br />

Otros comentaristas colocan el contenido profético bajo estos tres epígrafes: denuncian -<br />

exhortan - prometen:<br />

- Denuncian:<br />

• La idolatría. Los cultos cananeos son, durante la monarquía, una tentación constante para<br />

las autoridades y el pueblo; por eso la denuncia es también constante, al mismo tiempo que<br />

reclaman la fidelidad a Yahvé.<br />

• La injusticia. Los pecados sociales son igualmente objeto incesante de la denuncia<br />

profética: frente a los comerciantes sin conciencia, frente a los jueces corrompidos, frente a la<br />

explotación de los pobres, frente al lujo, la molicie, la disolución.<br />

• El culto vacío.<br />

- Exhortan a la conversión, ya que el Dios qué espera al pueblo arrepentido es un Dios<br />

misericordioso: "Lavaos, limpiaos, desistid de hacer el mal... Así fueren vuestros pecados como la<br />

grana, cual la nieve blanquearán" (Is 1, 16-18). La conversión a la que invitan no es la subversión;<br />

la revolución que predican es una conversión interna, del corazón.<br />

- Prometen. El castigo no es la última palabra; siempre queda brillando una esperanza, que<br />

se va realizando periódicamente a través de ese `resto' que se libra del peligro presente y entra<br />

en posesión de la salvación final.<br />

Mesianismo<br />

Acabamos de decir que los profetas terminaban dirigiendo la mirada hacia un futuro<br />

esperanzador; este futuro mejor será el Reino de Dios, y para establecer ese Reino Dios enviará<br />

un representante, un Ungido, un Mesías. A él se refieren muchos salmos y también lo vislumbran<br />

los profetas: "Saldrá un vástago del tronco de Jesé" (Is 11, 1); "Mirad que días vienen en que<br />

suscitaré a David un germen justo" (Jr 23, 5); "Más tú, Belén Efratá,... de ti me ha de salir aquel<br />

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