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9. MENSAJE<br />
A lo largo de las páginas este capitulo hemos ido apuntando ya el mensaje que, dentro de la<br />
historia de la salvación, estos capítulos iniciales del Génesis quieren transmitir:<br />
1) Dios es el creador de todas las cosas. La creación es buena. Israel, a imitación de Dios,<br />
debe observar el descanso sabático.<br />
2) Supremacía del hombre sobre el resto de la creación. El orgullo, causa del pecado del<br />
hombre.<br />
3) El hombre que se atrevió con Dios se atreve también contra su hermano. Este pecado<br />
repercute en el corazón de Dios.<br />
4) Universalidad del pecado. Pero por encima de todo está la misericordia de Dios. El<br />
pueblo en el destierro sufre las consecuencias de su infidelidad, pero debe mantener la<br />
esperanza.<br />
5) Si el orgullo lleva a la separación de Dios, el orgullo lleva también a la dispersión de la<br />
humanidad.<br />
6) Los largos años son una bendición de Dios, al incrementarse el pecado disminuye la<br />
edad.<br />
Lo mismo que los sabios de la corte de Salomón, el hombre de hoy, el hombre de siempre,<br />
sigue haciéndose las mismas preguntas, y siguen siendo válidas las respuestas entonces dadas,<br />
aunque, en algunos casos, habrá que superar su arcaica mentalidad.<br />
.<br />
ENTRE LA EPOPEYA Y LA HISTORIA<br />
Ha quedado ya apuntado que en el s. X a. C., particularmente en el reinado de Salomón,<br />
cuando el territorio está en paz y la monarquía hebrea ha llegado a su esplendor, se establece, a<br />
imitación de otras cortes, un grupo de escribas o sabios, uno de cuyos cometidos será el redactar<br />
la historia' de Israel: historia de los acontecimientos en curso, pero también de los sucesos<br />
pasados: ¿quiénes somos como pueblo? ¿Quiénes han sido nuestros antepasados? ¿De dónde<br />
procedían? ¿Por qué caminos hemos llegado hasta la situación actual?<br />
De cara al presente y al futuro la tarea que realicen estos ‘investigadores' sin duda que<br />
podrá recibir en muchos casos el calificativo de crónica o de relato histórico; pero, de cara al<br />
pasado, la tarea resulta más difícil: no hay documentos escritos, tan sólo tradiciones orales que se<br />
han ido transmitiendo de padres a hijos, con las desfiguraciones que eso lleva consigo, junto con<br />
el afán inherente a toda colectividad de magnificar los propios orígenes, acudiendo al recurso de<br />
lo sobrenatural y a la exageración a la hora de exaltar las hazañas de sus<br />
héroes; todo ello muy de acuerdo con lo que podían observar en los pueblos<br />
circundantes; intentando a la vez dar una explicación a la situación actual a<br />
través de conjeturas o causalidades, lo que hemos designado con el nombre de `etiología'. Todo<br />
esto nos hace pensar que los relatos bíblicos, al referirse a esos tiempos antiguos, han de tener<br />
más de legendario o de épico que de histórico.<br />
Mirando hacia el pasado, nuestros sabios han podido remontarse hasta la persona de<br />
Abraham, al que consideran como fundador de la estirpe y primer depositario de una promesa.<br />
Esto nos sitúa en torno al s. XIX a. C.; desde entonces hasta el momento en que ellos se ponen a<br />
escribir, han pasado cerca de mil años. Naturalmente, todo este tiempo no podrá tener un<br />
tratamiento uniforme: a más distancia más inseguridad. Por eso podemos distinguir varios períodos:<br />
1. Tiempo fundacional o de los patriarcas, entre los siglos XIX y XIV a.C. Sobre este período<br />
nos habla el libro del Génesis, a partir del capítulo 12 hasta el final.<br />
2. Éxodo y desierto; siglo XIII; de ello nos habla el resto de los libros del Pentateuco,<br />
particularmente el libro del Éxodo.<br />
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