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Algunos críticos radicales han pretendido buscar el origen del cristianismo en Qumrán,<br />
considerando al `Maestro de justicia' como el auténtico Mesias; pero la comparación entre el<br />
espíritu de Qumrán y el espíritu del cristianismo, entre el `Maestro de justicia' y Jesús carece de la<br />
más mínima consistencia. Puede haber detalles de coincidencia, pero lo fundamental en el<br />
cristianismo, que es la ley del amor universal, era rechazado frontalmente por los qumránicos. La<br />
explicación de estas coincidencias (ritos, expresiones...) hay que buscarla en el hecho de que,<br />
tanto el cristianismo como Qumrán, son dos corrientes que arrancaron de una misma fuente<br />
común, que es el Antiguo Testamento.<br />
3. LITERATURA EXTRABIBLICA<br />
Por lo dicho a propósito de los escritos apocalípticos y de los descubrimientos de Qumrán,<br />
podemos concluir que, además de los libros de la Sda. Escritura, hubo una abundante literatura<br />
extrabíblica, sobre todo en esta época intertestamentaria. Escritos entre los que hemos de contar<br />
también los del judío Filón, sabio filósofo de Alejandría, y Flavio Josefo, sobre todo con sus<br />
`Antigüedades judías'.<br />
A esta literatura escrita habría que añadir otra literatura oral, aunque a nosotros nos haya<br />
llegado ya en forma escrita. En el evangelio Jesús habla de tradiciones judías, que a veces<br />
reprueba. Esas tradiciones era lo que los rabinos judíos transmitían a sus discípulos. Estas<br />
tradiciones eran de dos clases: `halaká': reglas prácticas para la vida; y `haggadá': relatos<br />
destinados a la edificación.<br />
La primera recapitulación escrita de estas tradiciones se hace a finales del s. 1 d. C. y<br />
reciben el nombre de `Mishná'; los comentarios de los rabinos a la `Mishná' dan como resultado la<br />
`Gemara'; y el conjunto de todo esto desemboca en el `Talmud'.<br />
La Escritura también experimentó su comentario a través del `Midrash', que consistía en una<br />
actualización de la Escritura, una relectura en situaciones posteriores; y el `Tárgum', que es la<br />
traducción aramea de la Biblia hecha en las sinagogas, puesto que la gente no entendía ya el<br />
hebreo; esta traducción comportaba también a veces una adaptación o actualización.<br />
Todo esto quiere decir que el conocimiento de la Escritura que tenían los contemporáneos<br />
de Jesús y los primeros cristianos judíos era más amplio que el que puede ofrecernos el mero<br />
texto bíblico.<br />
EL APOCALIPSIS EN LA HISTORIA <strong>DE</strong> SALVACION<br />
El verbo griego `apokalyptein' se traduce en latín por `revelare', es decir `quitar el velo',<br />
manifestar. Se imaginan que la historia se desarrolla como una línea cuyo término está oculto en<br />
el secreto de Dios. Para sostener la esperanza del pueblo en un momento dramático, Dios, aparta<br />
el velo' que oculta el final, `revelando' el fin dichoso de la historia mediante la victoria de Dios.<br />
Pero ¿cómo ha tenido esta revelación el autor apocalíptico? Su técnica es parecida a la de<br />
los que practican el salto de longitud. Tienen que saltar lo más lejos hacia adelante..., y para ello<br />
se marchan hacia atrás; luego corren con toda velocidad unos 30 ó 40 metros y, llegados a la<br />
línea de señal, saltan hacia adelante, llevados de su impulso.<br />
El autor del apocalipsis es como nosotros: no conoce el porvenir. Pero está seguro de una<br />
cosa: Dios es fiel. Para saber cómo acabará la historia, basta con ver cómo la ha llevado en el<br />
pasado. Y entonces el autor retrocede, disimula que escribe 3 ó 4 siglos antes de la época en que<br />
escribe, recorre rápidamente la historia y, llegado a su época, salta hacia adelante, proyecta al<br />
final de los tiempos lo que ha descubierto en su lectura de la historia.<br />
MENSAJE PARA HOY<br />
Sin duda que la apocalíptica está también hoy de moda; basta hacer presentes a todos los<br />
agoreros que anuncian el final del mundo. Ya apuntábamos antes a su posible carácter<br />
determinista, con los riesgos que esto comporta. Una errónea interpretación de la cercanía del fin<br />
puede llevar a la evasión, al cruzarse de brazos o a la angustia. Con el final del Apocalipsis del NT<br />
deseamos la venida del Señor: "Ven Señor Jesús" (Ap 22, 20), pero al mismo tiempo recordamos<br />
lo que ha dicho poco antes: "Que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose"<br />
(Ap 22, 11).<br />
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