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5. LA CUESTION SINOPTICA<br />
Lleva este nombre el problema resultante de la semejanza y desemejanza existente entre<br />
los tres sinópticos.<br />
a. Son llamativas las semejanzas, sobre todo si los comparamos con el evangelio de Juan.<br />
- Tienen un esquema uniforme: los tres dividen el evangelio en dos grandes bloques:<br />
ministerio en Galilea y ministerio en Jerusalén; y dentro de esos bloques el material se distribuye<br />
con notable coincidencia.<br />
- La narración no procede cronológicamente, sino que se compone de pequeños relatos<br />
aislados.<br />
- La coincidencia llega en ciertos momentos incluso a la literalidad.<br />
b. Por otro lado existen también grandes diferencias:<br />
- Materiales empleados por unos y desconocidos por otros.<br />
- Diferencias notables a la hora de tratar un mismo tema.<br />
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué relación literaria existe entre ellos? Mucho se ha escrito<br />
para responder a esta pregunta y no todo coincidente. Una solución que ha tenido bastante<br />
aceptación, y que simplificamos, es la siguiente:<br />
Los sinópticos contaron con dos fuentes fundamentales: una de hechos preferentemente<br />
(pre-Marcos) y otra de dichos (Q = de la palabra alemana `quelle' = fuente). Marcos contó con la<br />
fuente primera, pero no con la segunda; esto explica el que el evangelio de Marcos sea más corto<br />
y apenas figuren en él parábolas y otras sentencias de Jesús (por ej. el sermón de la montaña).<br />
Por su parte Mateo y Lucas habían tenido acceso a las dos fuentes, tal vez a través de Marcos<br />
para la primera. A ello habría que añadir otras fuentes particulares para los datos exclusivos tanto<br />
de Mateo como de Lucas.<br />
6. HISTORICIDAD <strong>DE</strong> LOS EVANGELIOS<br />
Hemos consignado más arriba algunos documentos de escritores contemporáneos no<br />
cristianos referentes a Jesús. Son lo suficientemente claros como para garantizarnos de la<br />
existencia de un Jesús que fue ajusticiado bajo Poncio Pilato y que, sin embargo, tuvo desde el<br />
principio numerosos secuaces. Nuestra pregunta ahora es: Dado por supuesto que Jesús existió,<br />
¿será verdad todo lo que los evangelios dicen de él?<br />
Hemos dicho que estos evangelios no se escribieron durante la vida de Jesús; no hubo<br />
entonces ningún periodista o cronista que fuera tomando nota día a día de los hechos y dichos de<br />
Jesús, sino que se escribieron 30 ó 40 años después. Por eso seguimos preguntando: ¿responderá<br />
a la realidad de los acontecimientos todo lo que nos dicen los evangelios?<br />
a. El Jesús histórico y el Cristo de la fe<br />
Algunos estudiosos más radicalizados afirman: "No podemos saber prácticamente casi nada<br />
sobre la vida y la persona de Jesús" (Bultmann). Motivo: Porque entre el Jesús de Nazaret (el<br />
Jesús histórico) y el Jesús de los evangelios (el Cristo de la fe) está la comunidad cristiana que<br />
durante esos años fue creando una figura idealizada de Jesús: los evangelios serían el producto<br />
no de lo que sucedió en realidad sino de lo que la comunidad cristiana creyó o se figuró sobre<br />
Jesús.<br />
Es cierto que entre los sucesos y la definitiva redacción de los evangelios transcurrió un<br />
cierto período de años, pero debemos seguir preguntándonos: ¿Realmente la comunidad primitiva<br />
pudo llegar a crear un Cristo fantástico en desconexión con el Jesús de la realidad?<br />
No se puede exagerar la actuación creadora de la comunidad. A su frente estaban los<br />
apóstoles, que ciertamente tuvieron preocupación por transmitir con fidelidad el mensaje que ellos<br />
habían recibido de Jesús. En Hch 1, 15-26 vemos que eligen, en sustitución de Judas, a uno que<br />
haya sido testigo desde el principio; cuando el evangelio comienza a expandirse por Samaría,<br />
desde Jerusalén bajan Pedro y Juan para supervisar y confirmar (8, 14s). El concilio de Jerusalén<br />
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