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- Contenido. El libro de Job pretende dar respuesta a algo por lo que se han preguntado<br />
todos los hombres que se han puesto a reflexionar sobre la causa del sufrimiento humano: ¿cómo<br />
conciliar el sufrimiento del inocente con la justicia de Dios?<br />
Job comienza lamentándose de su situación. Frente a esta situación sus amigos exponen<br />
reiteradamente la doctrina entonces tradicional: el dolor es castigo; el que sufre es porque ha<br />
pecado él o su familia; la pena es acaso castigo de faltas inadvertidas; los arrebatos de Job dan<br />
pie a sus amigos para confirmarse en su idea de que el pecado de Job es realmente profundo.<br />
Elihú añadirá alguna razón nueva: se puede sufrir para prevenir faltas más graves. Pero frente a<br />
todas estas razones, Job hace una y otra vez profesión de su inocencia. Exige a Dios una respuesta.<br />
Al final Dios hablará, pero será para taparle la boca. No se aporta una solución, como no<br />
sea la de que hay que abrazarse con el misterio, someterse a la infinita sabiduría de Dios.<br />
- Valoración. El tema no es absolutamente original, ya que sumerios, babilonios y egipcios,<br />
nos ofrecen en sus literaturas figuras de justos que padecen. Esto no obstante el libro de Job es<br />
una obra genial, descollante en la literatura universal. Gigantesca e imperfecta, como un cíclope a<br />
quien faltara un ojo o sobraran dedos. Quizá su misma imperfección, su inacabamiento, sea signo<br />
del desvalimiento humano frente a los últimos problemas del hombre. Es audaz al desafiar el gran<br />
enigma, sorprendente al plantear la situación, tensa en gran parte del desarrollo; al mismo tiempo<br />
es reiterativa, embozada en ambigüedades y alusiones, coja de incoherencias. `Job' es un libro<br />
fascinador y desconcertante.<br />
4. ECLESIASTES (QOHELET)<br />
- Título. En hebreo `Qohélet', que es diversamente interpretado; para unos sería un nombre<br />
propio; para la mayoría es el participio del verbo `gahal', que significa `reunirse', `dirigir la<br />
palabra'; designaría, pues, al que dirige la palabra en la reunión del pueblo; de ahí la traducción<br />
de los 70 y latina 'el Eclesiastés', `el predicador'. Recientemente algunos comentaristas opinan<br />
que el libro sería más bien la voz de la asamblea, el público personificado que, cansado de la<br />
enseñanza clásica, va a tomar a su vez la palabra.<br />
- Autor y época. El libro comienza diciendo: "Palabras de Qohélet, hijo de David, rey de<br />
Jerusalén". No hace falta discurrir mucho para advertir que se está refiriendo a Salomón. Sin<br />
embargo, esta atribución no pasa de ser una ficción literaria. En realidad se trata de un autor anónimo,<br />
judío, de Jerusalén probablemente, que suelen situar en el s. III; ciertamente no antes del<br />
destierro por razones de lenguaje y de doctrina, y no después del s. III ya que es citado por el<br />
Eclesiástico.<br />
- Estructura. El libro carece de plan definido: son diversas elucubraciones sobre el mismo<br />
tema: la vanidad de las cosas humanas.<br />
- Contenido. Para nuestra mentalidad cristiana este libro, con su actitud desengañada y<br />
pesimista, nos resulta desconcertante. El pensamiento es fluctuante, contradictorio. Según él, todo<br />
es falaz y, como conclusión, sólo merece la pena el pasarlo aquí lo mejor posible. No se trata, sin<br />
embargo, de una solución materialista. El autor es un creyente en Dios, cuyos mandamientos hay<br />
que guardar y ante el que habrá que rendir cuentas.<br />
- Valoración. Para apreciar bien en la obra del Qohélet su carácter auténticamente<br />
religioso, es necesario no perder de vista esta perspectiva. Propugna la soberanía e<br />
independencia de Dios, que no puede ser limitado ni obligado por consideraciones humanas.<br />
Qohélet restituye a Dios la libertad para dar.<br />
5. ECLESIASTICO (SIRACIDA)<br />
Este libro es uno de los que llamamos `deuterocanónicos', es decir, que no pertenece al<br />
canon de la Biblia hebrea, pero sí al de la traducción de los 70 y al nuestro. El libro, sin embargo,<br />
fue escrito en hebreo; S. Jerónimo hizo su traducción al latín desde el hebreo y es citado por los<br />
rabinos. Al no pertenecer al canon hebreo el texto hebreo se había perdido, pero a partir del siglo<br />
pasado han ido apareciendo numerosos fragmentos, por lo que actualmente se poseen las 2/3<br />
partes del texto hebreo.<br />
- Título. El título con que figura en nuestras Biblias es el de `Eclesiástico', pero es un título<br />
tardío, dado al parecer por S. Cipriano: `Ecclesiasticus liber', con el que se quería destacar el uso<br />
que de él hacía la Iglesia, en contraste con la sinagoga. En la traducción griega de los 70 figura<br />
con el título de `Sabiduría de Jesús Ben Sirá'; los modernos suelen designarlo con el título de<br />
`Ben Sirá' o el `Sirácida'.<br />
- Autor y fecha. Conocemos su autor, ya que figura en diversos lugares del libro. Su nieto y<br />
traductor nos lo dice en el prólogo (v. 7); también aparece en la conclusión (50, 27). Se trata de<br />
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