11.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Juliette Benzoni<br />

Todos esos interrogantes ocuparon la mayor parte <strong>de</strong> una<br />

cena que la orquesta convirtió en una especie <strong>de</strong> ducha escocesa<br />

alternando alegres mazurcas y nocturnos <strong>de</strong>sgarradores.<br />

Después <strong>de</strong> tomar café —uno <strong>de</strong> esos brebajes infames cuyo<br />

secreto poseen los hoteles—, Aldo regresó al bar, don<strong>de</strong> sólo<br />

tendría que temer la intervención <strong>de</strong> un discreto pianista y cuya<br />

atmósfera sigilosa le gustaba. Había unos hombres, sentados en<br />

altos taburetes, que conversaban en voz baja bebiendo<br />

diferentes bebidas. Él pidió un buen coñac y pasó largos<br />

minutos con la copa en la mano aspirando su aroma, mientras<br />

seguía con los ojos las volutas azuladas que ascendían <strong>de</strong> su<br />

cigarrillo.<br />

Ya se había acabado la copa y estaba <strong>de</strong>cidiendo si iba a<br />

pedir otra cuando el camarero, que acababa <strong>de</strong> contestar al<br />

teléfono interior, se acercó a su mesa.<br />

—El señor me perdonará si me permito suponer que es el<br />

príncipe Morosini.<br />

—En efecto.<br />

—Debo transmitirle un mensaje. La señora Kle<strong>de</strong>rmann<br />

acaba <strong>de</strong> regresar y comunica a Su Alteza Serenísima que se<br />

siente <strong>de</strong>masiado cansada para prolongar la velada y que se ha<br />

retirado.<br />

—¿La señora qué? —preguntó Aldo, sobresaltado, con la<br />

extraña sensación <strong>de</strong> que el techo acababa <strong>de</strong> caerle sobre la<br />

cabeza.<br />

—La señora <strong>de</strong> Moritz Kle<strong>de</strong>rmann, esa bellísima dama a la<br />

que me ha parecido ver conversar en el vestíbulo, antes <strong>de</strong><br />

cenar, con Su Alteza. Presenta sus excusas, pero…<br />

Morosini estaba tan estupefacto que el camarero,<br />

preocupado, se preguntaba si no habría metido la pata cuando,<br />

<strong>de</strong> repente, su interlocutor pareció volver en sí y se echó a reír.<br />

—Tranquilo, amigo, todo va bien. E incluso irá todavía<br />

mejor si me trae otro coñac.<br />

Cuando el hombre volvió con la bebida, Morosini le puso<br />

un billete en la mano.<br />

—¿Podría <strong>de</strong>cirme qué habitaciones ocupa la señora<br />

125

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!