11.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Juliette Benzoni<br />

agitación.<br />

Des<strong>de</strong> todas partes se hacían ahora pujas. El propio Aldo se<br />

<strong>de</strong>jó arrastrar, aunque sin esperanzas <strong>de</strong> victoria. Cuando un<br />

Rothsehild se metía por en medio, la lucha se volvía <strong>de</strong>masiado<br />

<strong>de</strong>sigual. En cuanto al hombre mayor, no paraba <strong>de</strong> levantarse<br />

y sentarse, <strong>de</strong> modo tan repetido y ostensible que para Morosini<br />

fue evi<strong>de</strong>nte que el señor Lair-Dubreuil le atribuía pujas. No sin<br />

reticencias, por lo <strong>de</strong>más, pues el aspecto casi miserable <strong>de</strong>l<br />

personaje <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> inspirarle dudas. Hasta el punto <strong>de</strong> que, en<br />

cierto momento, hizo una pausa y se dirigió directamente a él:<br />

—¿Desea continuar pujando, señor?<br />

Se oyó entonces una voz tímida y un poco aturullada que<br />

balbucía:<br />

—¿Yo? Pero si yo no he pujado…<br />

—¿Cómo? No para <strong>de</strong> moverse, <strong>de</strong> levantar las manos, y<br />

<strong>de</strong>be <strong>de</strong> saber que una simple señal basta.<br />

—Perdone…, no… no me he dado cuenta. Es que soy tan<br />

feliz en estos momentos… Verá, hace mucho que no había<br />

contemplado unas piedras tan maravillosas y…<br />

Se oyeron unas carcajadas y el señor se volvió, muy triste<br />

pero con mucha dignidad.<br />

—¡Por favor, no se rían! Lo que he dicho es totalmente<br />

cierto.<br />

Morosini no reía. Perplejo, miraba ese rostro surgido <strong>de</strong><br />

pronto <strong>de</strong> su pasado más querido: el <strong>de</strong> Guy Buteau, su antiguo<br />

preceptor <strong>de</strong>saparecido durante la guerra. Pero la alegría que lo<br />

invadió al reconocerlo se vio inmediatamente empañada por el<br />

estado en que se hallaba: ese semblante pálido con profundas<br />

arrugas, esos cabellos <strong>de</strong>masiado largos y sin color, esa mirada<br />

lejana y sufriente. Un rápido cálculo lo llevó a concluir que ese<br />

anciano no tenía más <strong>de</strong> cincuenta y cuatro o cincuenta y cinco<br />

años. A partir <strong>de</strong> ese momento, la venta perdió todo interés<br />

para él; sólo quería una cosa: que acabara para reunirse con su<br />

amigo.<br />

Su <strong>de</strong>seo se hizo realidad enseguida: el barón Edmond se<br />

llevó las «lágrimas», y los asistentes, comentando el<br />

228

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!