11.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La Estrella Azul<br />

menos a juzgar por sus cabellos blancos— que no se movía y<br />

parecía perdido en un sueño. Aldo sólo veía <strong>de</strong> él un perfil<br />

impreciso entre el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> un viejo sombrero abollado y una<br />

chaqueta gris gastada, pero cuyo corte indicaba que había<br />

conocido días mejores.<br />

El personaje permanecía tan inmóvil que se hubiera podido<br />

creer que estaba muerto. Había algo en él que intrigaba a<br />

Morosini, una vaga reminiscencia tan lejana que no lograba<br />

precisarla. Le habría gustado verle la cara, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su sitio<br />

era prácticamente imposible.<br />

La venta continuaba. Como no tenía intención <strong>de</strong> comprar<br />

nada más, Aldo seguía las pujas distraídamente, prefiriendo<br />

observar la sala en plena ebullición. Entre los más exaltados<br />

enseguida vio a lady Saint Albans. Transformada por su pasión<br />

puesta al <strong>de</strong>snudo, la joven inglesa parecía presa <strong>de</strong> una especie<br />

<strong>de</strong> furia incontrolable. En aquel momento competía con el Aga<br />

Kan por la posesión <strong>de</strong> un colgante italiano <strong>de</strong>l siglo XVI,<br />

compuesto por una enorme perla barroca y piedras<br />

multicolores, y pujaba mientras retorcía, nerviosa, los guantes<br />

entre las manos.<br />

«¡Señor! —pensó Morosini—. He visto muchos chiflados en<br />

mi vida, pero hasta este punto… Es una suerte que lord<br />

Killrenan haya puesto dos o tres mares entre ellos.»<br />

La cosa empeoró cuando el príncipe oriental ganó la<br />

partida. Unas lágrimas <strong>de</strong> rabia brotaron entonces <strong>de</strong> los<br />

bonitos ojos grises, que Luisa Casati, en un alar<strong>de</strong> <strong>de</strong> solicitud,<br />

se esforzaba en enjugar susurrando algo mientras señalaba la<br />

mesa <strong>de</strong>l tasador: las lágrimas <strong>de</strong> diamante acababan <strong>de</strong> hacer<br />

su aparición sobre un cojín <strong>de</strong> terciopelo negro, saludadas por<br />

una especie <strong>de</strong> suspiro general.<br />

Morosini también se vio sometido a su fascinación: eran dos<br />

piedras espléndidas, montadas en unos pendientes que titilaban<br />

con un brillo suave y rosado. Un estremecimiento <strong>de</strong><br />

admiración recorrió la sala como una ráfaga <strong>de</strong> viento sobre el<br />

mar y, al fondo, el señor mayor se levantó para ver mejor, pero<br />

volvió a sentarse enseguida dando muestras <strong>de</strong> una gran<br />

227

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!