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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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La Estrella Azul<br />

está cada vez menos ágil, y un muchacho joven y fuerte es una<br />

bendición, ¿sabes? Pero ¿cómo es que estás aquí? ¿Por qué no<br />

me has avisado?<br />

—No se lo he dicho a nadie —mintió Morosini—. Quería<br />

llegar solo. Cuando estás preso, coges muchas manías raras.<br />

Mientras hablaba, recorría con la mirada el salón,<br />

complacido <strong>de</strong> encontrarse <strong>de</strong> nuevo en él. Era una estancia <strong>de</strong><br />

gran<strong>de</strong>s dimensiones, cuya <strong>de</strong>coración, muy femenina, lograba<br />

darle una atmósfera cálida e íntima. Ello se <strong>de</strong>bía al damasco <strong>de</strong><br />

color hoja seca que cubría las pare<strong>de</strong>s, las faldas <strong>de</strong> terciopelo<br />

turquesa clara <strong>de</strong> las mesas, las pantallas <strong>de</strong> seda <strong>de</strong> las<br />

lámparas, las flores repartidaspor la habitación y el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

libros y <strong>de</strong> partituras musicales permanentemente<br />

amontonados sobre un sorpren<strong>de</strong>nte clavecín barroco,<br />

<strong>de</strong>corado con hojas <strong>de</strong> acanto y pequeños genios mofletudos<br />

que <strong>de</strong>lataban su factura romana. La sala seguía siendo la<br />

misma, pero, cuanto más la miraba Aldo, más diferencias veía.<br />

Al sentarse en uno <strong>de</strong> los dos sillones Regencia francesa, por<br />

ejemplo, se dio cuenta <strong>de</strong> que, frente a él, el pequeño Botticelli<br />

azul que siempre había visto allí había sido reemplazado por<br />

una tela en tonos similares, pero mo<strong>de</strong>rna. Asimismo, la<br />

colección <strong>de</strong> jarrones chinos que antes cubría las consolas había<br />

<strong>de</strong>saparecido. Por último, un espacio más claro en una pared<br />

<strong>de</strong>lataba la ausencia <strong>de</strong> un <strong>San</strong> Lucas atribuido a Rubens.<br />

—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó, levantándose para<br />

mirar más <strong>de</strong> cerca—. ¿Dón<strong>de</strong> están tus jarrones? ¿Y tu<br />

Botticelli?<br />

—He tenido que ven<strong>de</strong>rlos —respondió ella.<br />

—¿Ven<strong>de</strong>rlos?<br />

—Claro. ¿De qué crees que hubiera podido vivir durante<br />

todo este tiempo una viuda a la que su esposo ha <strong>de</strong>jado<br />

<strong>de</strong>udas y un voluminoso paquete <strong>de</strong> títulos <strong>de</strong> esa mirífica<br />

<strong>de</strong>uda pública rusa que ha arruinado a la mitad <strong>de</strong> Europa?<br />

A<strong>de</strong>más, tu madre lo aprobaba. Era el único medio que tenía <strong>de</strong><br />

conservar esta casa, que para mí es lo más importante <strong>de</strong>l<br />

mundo. Merece el sacrificio <strong>de</strong> unas cuantas porcelanas y dos<br />

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