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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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La Estrella Azul<br />

tono <strong>de</strong> Aldo, la marquesa se limitó a comentar:<br />

—Al parecer es muy guapa. La ceremonia y la recepción<br />

tendrán lugar en el castillo que Ferrals posee en el Loira.<br />

Esta precisión en la información confundió a Morosini, que<br />

no pudo evitar preguntar:<br />

—Pero bueno, ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> saca su Plan-Crépin todo eso? Se<br />

diría que tiene el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> levantar los tejados, como el<br />

<strong>de</strong>monio Asmo<strong>de</strong>o.<br />

La marquesa ahogó una risita <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> sus impertinentes.<br />

—Si mi virgen loca te oyera compararla con un <strong>de</strong>monio te<br />

ganarías una o dos oraciones <strong>de</strong> exorcismo. Sobre todo teniendo<br />

en cuenta que eso lo saca, empleando tu expresión, <strong>de</strong> Saint-<br />

Augustin, en concreto <strong>de</strong> la misa matinal.<br />

—¿Quién la informa?<br />

—La señora Quémeneur, la imponente cocinera <strong>de</strong> sir Eric.<br />

—Creía que la señorita Plan-Crépin se sentía <strong>de</strong>masiado<br />

orgullosa <strong>de</strong> su sangre azul para comprometerla co<strong>de</strong>ándose<br />

con la plebe.<br />

—¡Oh, vaya palabra! —exclamó la anciana, escandalizada<br />

—. ¿Se te ocurriría equiparar a Celina con la plebe?<br />

—Celina es un caso aparte.<br />

—Igual que la señora Quémeneur, que también es una gran<br />

cocinera. En cuanto a Marie-Angéline, no te imaginas hasta qué<br />

punto se <strong>de</strong>mocratiza cuando está en juego su curiosidad. Sea<br />

como sea, ya estás al corriente. ¿Qué vas a hacer?<br />

—Por el momento, nada. O más bien sí: pensar.<br />

En cualquier caso, una cosa era segura: se las arreglaría<br />

para echar un vistazo, <strong>de</strong> uno u otro modo, a la recepción <strong>de</strong>l<br />

vecino. Pasar <strong>de</strong>l jardín <strong>de</strong> su tía al suyo no <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> presentar<br />

muchas dificulta<strong>de</strong>s, y cuando la fiesta estuviera en pleno<br />

apogeo sería fácil observar a través <strong>de</strong> las altas ventanas <strong>de</strong> los<br />

salones lo que ocurriera en el interior.<br />

Sin saber muy bien en qué ocupar la tar<strong>de</strong>, fue a tomar un<br />

taxi al bulevar Malesherbes y se hizo llevar a la plaza Vendôme<br />

con la intención <strong>de</strong> pasar un rato con su amigo Gilles Vauxbrun<br />

y tratar <strong>de</strong> sonsacarle lo que supiera sobre Ferrals. Si el hombre<br />

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