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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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Juliette Benzoni<br />

tiempo que murmuraba:<br />

—No he <strong>de</strong>smerecido. Serenísimo Señor. Sigo siendo uno<br />

<strong>de</strong> los vuestros.<br />

A continuación, se levantó y subió corriendo al segundo<br />

piso sin <strong>de</strong>tenerse en la habitación <strong>de</strong> su madre. El notario no<br />

tardaría en llegar y no era momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse invadir por la<br />

melancolía.<br />

Aunque sintió placer al recuperar su entorno <strong>de</strong> antes, no se<br />

recreó mucho en él, acuciado por la prisa <strong>de</strong> librarse <strong>de</strong> sus<br />

ropas <strong>de</strong> prisionero. Con todo, se entretuvo en poner el clavel<br />

<strong>de</strong> la joven florista en un estrecho jarrón irisado y colocarlo en<br />

su mesita <strong>de</strong> noche. Luego, tras <strong>de</strong>snudarse en un santiamén, se<br />

apresuró a sumergirse con <strong>de</strong>leite en la bañera, llena <strong>de</strong> un agua<br />

perfumada con lavanda y gloriosamente caliente.<br />

Antes le gustaba recrearse en la bañera humeante leyendo<br />

el correo. Era un lugar mágico y propicio a la reflexión, pero<br />

esta vez se limitó a frotarse enérgicamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse<br />

embadurnado <strong>de</strong> jabón hasta la punta <strong>de</strong> los cabellos. Cuando<br />

hubo acabado, el agua estaba gris y era poco apropiada para<br />

ponerse a pensar. Salió rápidamente, quitó el tapón, se secó, se<br />

roció <strong>de</strong> agua <strong>de</strong> lavanda inglesa y luego, envuelto en un<br />

albornoz que le pareció el súmmum <strong>de</strong>l confort, se afeitó,<br />

encendió un cigarrillo y volvió a su habitación.<br />

En el vestidor contiguo. Zaccaria trajinaba sacando <strong>de</strong> unas<br />

bolsas <strong>de</strong> tela trajes <strong>de</strong> colores y cortes variados, que examinaba<br />

con ojo crítico.<br />

—¿Me traes algo con que vestirme, o has utilizado mi ropa<br />

para hacer fuego? —dijo Morosini.<br />

—Habría sido una buena i<strong>de</strong>a, porque <strong>de</strong>be <strong>de</strong> quedarle<br />

todo gran<strong>de</strong>. Va a parecer un fi<strong>de</strong>o…, menos quizá con los<br />

trajes <strong>de</strong> etiqueta, porque gracias a Dios los hombros siguen en<br />

su sitio.<br />

Aldo se acercó a Zaccaria riendo.<br />

—No me imagino recibiendo al viejo Massaria con traje y<br />

corbata blanca. A ver…, dame eso.<br />

«Eso» era un pantalón <strong>de</strong> franela gris y un blazer azul<br />

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