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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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La Estrella Azul<br />

acompañaba. También pensaba que al día siguiente iría a ver a<br />

Vidal-Pellicorne. Gracias al venturoso azar que parecía<br />

esforzarse en favorecerlo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía algún tiempo, el hombre<br />

que le había recomendado el Cojo no vivía muy lejos. Para ser<br />

exactos, en la calle Jouffroy. Des<strong>de</strong> la calle Alfred-<strong>de</strong>-Vigny, un<br />

corto trayecto nada <strong>de</strong>sagradable <strong>de</strong> hacer tornando el fresco<br />

soleado <strong>de</strong> una mañana <strong>de</strong> primavera. El misterioso personaje<br />

se hallaba instalado en el primer piso <strong>de</strong> un imponente<br />

inmueble <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XIX, pero al final <strong>de</strong> la alfombra<br />

roja <strong>de</strong> la escalera y <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la puerta barnizada y con cobres<br />

brillantes, Morosini sólo encontró la figura envarada <strong>de</strong> un<br />

ayuda <strong>de</strong> cámara con chaleco <strong>de</strong> rayas, por quien se enteró <strong>de</strong><br />

que «el señor estaba en Chantilly viendo a sus caballos y no<br />

regresaría antes <strong>de</strong>l día siguiente». Impresionado por la<br />

elegancia <strong>de</strong>l visitante, el hombre se apresuró a ponerse a su<br />

disposición. ¿Deseaba que el señor lo telefoneara en cuanto<br />

regresase?<br />

—Teniendo en cuenta que no me conoce, sería un<br />

atrevimiento por mi parte. A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>sgraciadamente don<strong>de</strong><br />

estoy no hay teléfono.<br />

Lo que era casi verdad, pues la señora Sommières <strong>de</strong>testaba<br />

un utensilio que consi<strong>de</strong>raba indiscreto, poco digno e irritante.<br />

«No soporto que me "llamen" como si fuera una sirvienta —<br />

<strong>de</strong>cía—. Ese aparato jamás entrará en mi casa.» En realidad, se<br />

había instalado uno para las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la casa, pero en la<br />

garita <strong>de</strong>l portero.<br />

Tras <strong>de</strong>jar la calle Jouffroy, Morosini tomó el camino <strong>de</strong><br />

regreso. Sin embargo, al llegar ante la verja <strong>de</strong> la Rotonda, que<br />

comunicaba el parque Monceau con el bulevar <strong>de</strong> Courcelles, se<br />

<strong>de</strong>jó tentar por un paseo bajo las enramadas <strong>de</strong>l jardín, que<br />

antaño animaban con su gracia las bellas amigas <strong>de</strong> los duques<br />

<strong>de</strong> Orleans. A través <strong>de</strong> las hojas <strong>de</strong> los castaños en flor, dardos<br />

<strong>de</strong> sol alcanzaban el césped y los paseos poblados <strong>de</strong> niñeras<br />

con uniforme azul y blanco, que empujaban cochecitos <strong>de</strong> lujo<br />

con bebés mofletudos en su interior o vigilaban a niños bien<br />

vestidos que corrían <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> aros.<br />

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