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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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La Estrella Azul<br />

peculiar ritmo <strong>de</strong> las citas amorosas. Sin embargo, ninguna<br />

esposa o prometida lo esperaba al final <strong>de</strong>l doble cable <strong>de</strong> acero<br />

tensado por encima <strong>de</strong>l agua. Su madre, la única mujer a la que<br />

nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> adorar, había muerto unas semanas antes <strong>de</strong> su<br />

liberación, lo que había abierto en él una herida que la<br />

sensación <strong>de</strong> absurdo y la <strong>de</strong>cepción hacían más dolorosa; una<br />

herida que sería difícil <strong>de</strong> curar. Isabelle <strong>de</strong> Montlaure, princesa<br />

Morosini, <strong>de</strong>scansaba ahora en la isla <strong>de</strong> <strong>San</strong> Michele, bajo el<br />

mausoleo barroco situado junto a la capilla Emiliana. Y <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> muy poco, el palacio blanco posado como una flor sobre el<br />

Gran Canal sonaría a hueco, sin alma.<br />

La evocación <strong>de</strong> su casa ayudó a Morosini a dominar el<br />

dolor; el tren estaba entrando en la estación y no era<br />

conveniente abordar Venecia con lágrimas en los ojos. Los<br />

frenos chirriaron; se produjo una ligera sacudida y luego la<br />

locomotora soltó una vaharada <strong>de</strong> vapor.<br />

Aldo cogió <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>cilla su escaso equipaje, bajó al andén<br />

y echó a correr.<br />

Cuando salió <strong>de</strong> la estación la bruma se teñía <strong>de</strong> reflejos<br />

malva. Enseguida vio a Zaccaria <strong>de</strong> pie junto a los peldaños que<br />

<strong>de</strong>scendían hacia el agua. Tieso como una vela, con su bombín<br />

y su largo abrigo negro, el mayordomo <strong>de</strong> los Morosini<br />

esperaba a su señor con el envaramiento que se había<br />

convertido en algo natural en él, hasta el punto <strong>de</strong> integrarse en<br />

su carácter. Un porte bastante difícil <strong>de</strong> adquirir para un<br />

veneciano fogoso cuyo físico, en su juventud, lo acercaba más a<br />

un tenor <strong>de</strong> ópera que al sirviente <strong>de</strong> una casa principesca.<br />

Los años, unidos a la generosa cocina <strong>de</strong> su mujer, Celina,<br />

envolvieron a Zaccaria en una especie <strong>de</strong> melosidad, unas<br />

formas más imponentes y una seguridad, gracias a las cuales<br />

prácticamente consiguió esa majestuosidad olímpica, algo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa, que tanto había envidiado a sus colegas británicos.<br />

Al mismo tiempo, curiosamente, la gordura reveló un parecido<br />

con el emperador Napoleón I, cosa <strong>de</strong> la que se mostraba<br />

sumamente orgulloso. En contrapartida, sus maneras solemnes<br />

tenían la virtud <strong>de</strong> exasperar a Celina, aunque sabía que no<br />

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