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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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Juliette Benzoni<br />

Montlaure?<br />

—Debería haber especificado: los «duques» <strong>de</strong> Montlaure<br />

—dijo Ferrals con sarcasmo, insistiendo en el título—. Toda la<br />

altanería <strong>de</strong> sus antepasados se ha refugiado por un instante en<br />

su voz… Bien, preste atención: los míos son originarios <strong>de</strong>l Alto<br />

Languedoc, igual que los suyos, pero los unos eran protestantes<br />

y los otros católicos. Cuando, el 18 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1685, su<br />

glorioso Luis XIV revocó el edicto <strong>de</strong> Nantes, <strong>de</strong>jando fuera <strong>de</strong><br />

la ley a todos los que se negaran a rezar como él, mi antepasado<br />

Guilhem Ferrals era médico y veguer <strong>de</strong> una pequeña ciudad<br />

<strong>de</strong>l Carcasses cercana a un po<strong>de</strong>roso castillo ducal. La Estrella<br />

Azul le pertenecía por <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> herencia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fin <strong>de</strong> la<br />

época <strong>de</strong> los reyes visigodos. La piedra tenía su historia, incluso<br />

su leyenda; se la consi<strong>de</strong>raba sagrada, portadora <strong>de</strong> suerte, y<br />

hasta aquellos tiempos terribles nada había <strong>de</strong>smentido su<br />

reputación…<br />

—Salvo toda la sangre <strong>de</strong>rramada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se la habían<br />

llevado <strong>de</strong>l Templo <strong>de</strong> Jerusalén. Pero, por favor, continúe.<br />

—Los hugonotes emigraban a cientos <strong>de</strong> miles para tener<br />

<strong>de</strong>recho a vivir y a rezar en paz…, doscientos mil creo que<br />

partieron. La familia <strong>de</strong> Guilhem le suplicaba que hicieran lo<br />

mismo: el porvenir aún podía sonreírles puesto que se llevarían<br />

con ellos la Estrella Azul. Ella los guiaría, al igual que aquella<br />

otra luz celeste había guiado a los Reyes Magos en la noche <strong>de</strong><br />

Belén… Pero Guilhem era más terco que una mula; no quería<br />

abandonar la tierra que amaba, y para protegerse y proteger a<br />

los suyos contaba con el here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los Montlaure, a quien lo<br />

unía lo que él creía una antigua amistad. ¡Como si la amistad<br />

fuera posible entre un señor tan gran<strong>de</strong> y un simple burgués! —<br />

exclamó en tono sarcástico Ferrals, encogiéndose <strong>de</strong> hombros—.<br />

El futuro duque, <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar en la corte <strong>de</strong> Versalles,<br />

cosa que la avaricia <strong>de</strong> su padre hacía imposible, logró<br />

convencer a Guilhem <strong>de</strong> que le entregara la piedra jurándole<br />

que, haciendo <strong>de</strong>positario <strong>de</strong> ella a cierto ministro real,<br />

garantizaría una tranquilidad absoluta a todos los Ferrals<br />

presentes y futuros. Y Guilhem, sin duda pecando <strong>de</strong><br />

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