11.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Juliette Benzoni<br />

no tengo muchas ganas <strong>de</strong> probar otro.<br />

—¡Virgen <strong>San</strong>ta, se va a volver loca <strong>de</strong> alegría! ¡Lo bien que<br />

nos lo vamos a pasar! Usted va a ser un verda<strong>de</strong>ro rayo <strong>de</strong> sol<br />

para ella. Entre, entre.<br />

Marie-Angéline casi se ahogaba mientras registraba<br />

frenéticamente su bolso en busca <strong>de</strong> la llave, complicada<br />

operación que hizo caer el paraguas, atrapado al vuelo por<br />

Morosini. Desesperada, tiró <strong>de</strong> la campanilla para llamar al<br />

portero.<br />

—Tómese el tiempo que necesite —aconsejó Aldo—. Yo<br />

voy a pagar al taxista y a coger las maletas.<br />

Mientras este se alejaba, lleno <strong>de</strong> admiración por un cliente<br />

capaz <strong>de</strong> alojarse don<strong>de</strong> quería dirigiéndose a la primera<br />

persona que encontraba en la calle, el portero, recién salido <strong>de</strong><br />

un dibujo <strong>de</strong> Daumier, hacía su aparición y al ver al visitante se<br />

<strong>de</strong>shacía en manifestaciones <strong>de</strong> alegría, tal vez nacidas en parte<br />

<strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que veía asomar en el horizonte algunas<br />

agradables gratificaciones. En la casa se conocía la generosidad<br />

<strong>de</strong> Morosini. Después le tocó a Cyprien, el mayordomo <strong>de</strong> la<br />

señora Sommières, que en toda su vida sólo la había querido a<br />

ella y a las escasas personas por las que ella sentía cariño.<br />

Cyprien era todo un personaje. Nacido en el castillo <strong>de</strong><br />

Faucherolles, don<strong>de</strong> vivían los padres <strong>de</strong> la señora Sommières,<br />

unos años antes que esta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su nacimiento profesaba por la<br />

futura marquesa una especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción <strong>de</strong>slumbrada que no<br />

había <strong>de</strong>caído. «La señorita Amélie» había sido y seguía siendo<br />

—aunque sólo cuando no había peligro <strong>de</strong> que ella lo oyera—<br />

«nuestra pequeña señorita». A la interesada, que no lo ignoraba,<br />

le producía una irritación teñida <strong>de</strong> vaga ternura: «¡Viejo loco!<br />

—<strong>de</strong>cía—. Ser a los setenta y cinco años bien cumplidos la<br />

"pequeña señorita" <strong>de</strong> un octogenario es el colmo <strong>de</strong>l ridículo.»<br />

Pero, consciente <strong>de</strong> que le daría un disgusto, se guardaba<br />

mucho <strong>de</strong> prohibírselo y cuando no había nadie lo tuteaba<br />

como en los tiempos <strong>de</strong> la infancia, escandalizando a su dama<br />

<strong>de</strong> compañía y prima, que veía el tratamiento como una<br />

muestra <strong>de</strong> reprensible intimidad. Cyprien, por su lado,<br />

160

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!