11.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La Estrella Azul<br />

que por nada <strong>de</strong>l mundo hubiera renunciado a una vida<br />

confortable. La marquesa, por su parte, quizá no habría<br />

soportado mucho tiempo a esa solterona bañada en agua<br />

bendita y perfumada con incienso si esta no hubiera<br />

<strong>de</strong>mostrado tener un olfato <strong>de</strong> perro <strong>de</strong> caza para «<strong>de</strong>tectar» los<br />

cotilleos, chismes y pequeños escándalos con que la anciana<br />

dama disfrutaba entre copa y copa <strong>de</strong> champán, su <strong>de</strong>bilidad.<br />

En ningún caso se podía sospechar <strong>de</strong> esa pareja bastante<br />

divertida: la marquesa <strong>de</strong> Sommières adoraba a su ahijada, a<br />

quien seguía mimando como en los tiempos en que era una<br />

niña.<br />

—Ah —dijo <strong>de</strong> pronto Zaccaria—, también pasó por aquí<br />

lord Killrenan.<br />

—¡Señor! ¿Y <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venía?<br />

—De la India o <strong>de</strong> más lejos, no me acuerdo.<br />

Viejo lobo <strong>de</strong> mar más apegado a su barco que a sus tierras<br />

ancestrales, ese hombrecillo que a duras penas sobrepasada el<br />

metro sesenta vivía en el Robert-Bruce mucho más tiempo que<br />

en su castillo escocés. A ese egoísta impenitente sólo se le<br />

conocía una <strong>de</strong>bilidad: el amor casi religioso que profesaba por<br />

la princesa. En cuanto se había enterado <strong>de</strong> su viu<strong>de</strong>dad, había<br />

corrido a poner a sus pies su ilustre apellido, su barco y sus<br />

millones, pero la madre <strong>de</strong> Aldo era incapaz <strong>de</strong> renunciar al<br />

recuerdo <strong>de</strong> su esposo, al que amaría hasta exhalar el último<br />

suspiro.<br />

«Nadie rehace su vida, como tampoco rehace sus vestidos<br />

—<strong>de</strong>cía—. Pue<strong>de</strong> seguir poniéndoselos, pero la huella <strong>de</strong>l genio<br />

creador ya ha <strong>de</strong>saparecido.»<br />

Más enamorado <strong>de</strong> lo que quería admitir, sir Andrew se dio<br />

por enterado pero no aceptó su <strong>de</strong>rrota, y cada dos años volvía<br />

fielmente para presentar a los pies <strong>de</strong> su dama sus respetos y<br />

sus súplicas, acompañados <strong>de</strong> un gigantesco ramo <strong>de</strong> flores y<br />

un cesto <strong>de</strong> especias raras que hacían las <strong>de</strong>licias <strong>de</strong> Celina.<br />

Sabía que Isabelle no habría aceptado otra cosa.<br />

Este también estaba fuera <strong>de</strong> toda sospecha.<br />

—La lista <strong>de</strong> Zaccaria acababa con una pareja <strong>de</strong> amigos<br />

46

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!