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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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Juliette Benzoni<br />

<strong>de</strong> cristal que contenía algo semejante a una aguja <strong>de</strong> color<br />

pardo.<br />

—Pertenecía a la capilla privada <strong>de</strong> la última emperatriz <strong>de</strong><br />

Bizancio en el palacio <strong>de</strong> Blanchernes —dijo Aronov—. Es una<br />

espina <strong>de</strong> la corona <strong>de</strong> Cristo…, al menos eso se ha creído<br />

siempre y yo también quiero creerlo —añadió, con una sonrisa<br />

<strong>de</strong> disculpa que Aldo comprendió: había tantas reliquias en<br />

Bizancio que resultaba difícil garantizar en todos los casos su<br />

autenticidad. No obstante, eso no restaba valor al obsequio.<br />

—¿Y me lo da? —dijo Morosini, con la garganta<br />

repentinamente seca.<br />

—A usted no. A ella. Y veo allí un tabernáculo <strong>de</strong> mármol<br />

don<strong>de</strong> mi humil<strong>de</strong> homenaje encontrará el lugar que le<br />

correspon<strong>de</strong>. Tal vez apacigüe el alma inquieta <strong>de</strong> su madre,<br />

Eso es lo que nosotros <strong>de</strong>cimos que pasa cuando se ha sido<br />

víctima <strong>de</strong> un asesinato.<br />

Aldo asintió con la cabeza, cogió el relicario y lo <strong>de</strong>positó<br />

piadosamente en el interior <strong>de</strong>l tabernáculo, ante el cual se<br />

arrodilló un instante antes <strong>de</strong> cerrarlo y <strong>de</strong> retirar la llave.<br />

Después volvió junto a su visitante.<br />

—Esperaba po<strong>de</strong>r apaciguarla yo mismo —suspiró con<br />

amargura—, pero el criminal continúa con vida. Sin embargo,<br />

tengo algunas dudas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que conocí al último propietario <strong>de</strong>l<br />

zafiro.<br />

—¿El con<strong>de</strong> Solmanski…, o el hombre que se hace llamar<br />

así?<br />

—¿Lo conoce?<br />

—Sí, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego. Y me enteré <strong>de</strong> muchas cosas leyendo los<br />

periódicos parisienses <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> mayo. Publicaron una<br />

excelente fotografía <strong>de</strong> la joven novia secuestrada la noche <strong>de</strong><br />

su boda y otra <strong>de</strong>… su padre.<br />

—¿Acaso no lo es?<br />

—Eso no lo sé, pero <strong>de</strong> lo que estoy seguro es <strong>de</strong> que el<br />

nombre anunciado no es el suyo. El verda<strong>de</strong>ro Solmanski<br />

<strong>de</strong>sapareció en Siberia hace muchos años. Fue <strong>de</strong>portado por<br />

conspiración contra el zar y <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> morir allí, aunque no<br />

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