11.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La Estrella Azul<br />

viva —añadió en un tono que <strong>de</strong>jaba traslucir a la vez angustia<br />

y amenaza.<br />

—Tranquilícese, está perfectamente. Podrá comprobarlo<br />

usted mismo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un momento. Van a conducirlo junto a<br />

ella.<br />

—No he venido <strong>de</strong> visita, sino a buscarla.<br />

—Cada cosa a su tiempo. Creo que <strong>de</strong>bería…<br />

Se interrumpió.<br />

Una puerta acababa <strong>de</strong> abrirse al tiempo que la luz <strong>de</strong>l<br />

techo se encendía, mostrando una habitación bastante gran<strong>de</strong>,<br />

mal amueblada en un estilo burgués pretencioso y con las<br />

pare<strong>de</strong>s cubiertas con un horrible papel con motivos <strong>de</strong> flores y<br />

ramas en tonos verduscos, chocolate y rosa caramelo que a<br />

Aldo le parecieron insufribles.<br />

—¡Ah, veo que está todo aquí! —exclamó Sigismond<br />

Solmanski acercándose con premura a la mesa don<strong>de</strong> se hallaba<br />

extendido el rescate <strong>de</strong> su hermana. Se puso a palpar unos<br />

billetes, pero el hombre que hacía el inventario se los arrebató<br />

bruscamente para guardarlos en el maletín.<br />

—¿Qué hace aquí? —gruñó—. ¿No habíamos acordado que<br />

no <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>jarse ver?<br />

—Sí, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego —dijo el joven en un tono <strong>de</strong>senfadado,<br />

apo<strong>de</strong>rándose <strong>de</strong>l estuche y abriéndolo—. Pero he pensado que<br />

eso ya no tenía importancia, y a<strong>de</strong>más, mi querido Ulrich, no he<br />

podido resistir la tentación <strong>de</strong> ver la cara <strong>de</strong> este imbécil, que,<br />

pese a sus aires <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za, ha venido a arrojarse a nuestros<br />

pies como un jovencito enamorado. Dígame, Morosini —añadió<br />

con malicia—, ¿qué sensación produce haber sido reducido a la<br />

condición <strong>de</strong> criado <strong>de</strong>l viejo Ferrals?<br />

Aldo, a quien esta aparición no había sorprendido, iba a<br />

contentarse con un <strong>de</strong>spreciativo encogimiento <strong>de</strong> hombros<br />

cuando Sigismond rompió a reír: una risita aguda que no tuvo<br />

ninguna dificultad en reconocer. Automáticamente, su puño<br />

salió disparado en un gancho fulminante que alcanzó a<br />

Sigismond en el mentón y lo <strong>de</strong>rribó.<br />

—¡Maldita sabandija! —le espetó, masajeándose las<br />

293

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!