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Lecturas Tercera Agosto 2012 - Insumisos

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No hay duda de que la gran empresa posee sus canales de información –el caso más notorio es el del<br />

semanario Veja– que abusan de un cierto sensacionalismo del escándalo que roza el ridículo. Sin embargo,<br />

como regla general, lo que encontramos de forma más amplia es un apoyo mediático e incondicional a las<br />

iniciativas que Lula ha prolongado, siguiendo los pasos de Fernando Henrique Cardoso o las que él mismo<br />

emprendió en sus dos mandatos.<br />

El ejemplo más sorprendente de este entusiasmo por la orientación económica adoptada por Lula y los<br />

efectos del modelo económico en curso es esta pretendida virrtud de que habría producido una nueva<br />

“clase media”, con millones de brasileños ascendiendo en la pirámide social.<br />

Desde julio de 1994, cuando se lanzó el Plan Real –un plan de estabilización monetaria combinado con la<br />

creación de una nueva moneda nacional, vinculada al dólar–, se ha observado, de hecho, una cierta mejora<br />

en la distribución de rentas entre los asalariados/as y entre quienes viven de las rentas del trabajo.<br />

Las razones de este hecho, que está probado por la evolución del coeficiente Gini (medida del grado de<br />

desigualdad de la distribución de las rentas en una sociedad determinada) y calculado en base a datos<br />

recogidos por sondeos a domicilio, a escala nacional, llevados a cabo por el Instituto Brasileño de Geografía<br />

y Estadísticas (IBGS), se basan en algunos factores fácilmente constatables. La reducción de los índices<br />

mensuales de inflación, los reajustes del salario mínimo que desde 1994 se realizan con índices de<br />

corrección por encima de la inflación, los efectos de esta política de valorización real del salario mínimo<br />

sobre los niveles de las prestaciones de las jubilaciones, así como la adopción y ampliación de los programas<br />

de transferencia hacia los más pobres3, todo esto ha producido este efecto que consiste en disminuir la<br />

distancia entre los más pobres y los sectores con rentas más elevadas, dentro del mundo de los que viven de<br />

su trabajo.<br />

No obstante, estos resultados sólo deben ser utilizados como tales para analizar el marco general de la<br />

distribución de la riqueza producida en el país. Ello se debe al hecho de que los resultados de estas<br />

encuestas no reflejan las rentas típicas de los capitalistas, como los intereses, los dividendos, los beneficios y<br />

las rentas inmobiliarias. Estas encuestas a domicilio, recogen con cierta precisión los datos relacionados con<br />

las rentas propias de los trabajadores, como los salarios, las pagas de los jornaleros, las rentas de los<br />

independientes y de los trabajadores informales. Lo que se puede afirmar es que las rentas de los<br />

trabajadores y trabajadoras menos cualificados se han vuelto menos alejadas de las rentas de los<br />

trabajadores y trabajadoras mejor remunerados. En efecto, estos últimos no se han beneficiado de los<br />

mismos efectos que las personas que se encuentran en la base de la pirámide social.<br />

Ëste es sin duda un aspecto positivo, aunque es insuficiente para poder afirmar que haya habido una mejora<br />

sustancial en la distribución general de la riqueza en el país. Lo más importante es señalar que continuamos<br />

teniendo y cohabitando con una estructura fiscal extremadamente regresiva en la que, en proporción a lo<br />

que ganan, los pobres están más penalizados que los ricos, y en la que los gastos del gobierno privilegian los<br />

pagos en forma de intereses [el alto nivel de rendimiento de las obligaciones propias de la deuda interna]<br />

que benefician a los más ricos.<br />

En términos de salarios, casi el 70% de los asalariados se sitúan en la horquilla que va hasta los dos salarios<br />

mínimos, 1.222 reales [488 €], cuando el salario mínimo calculado por el Diesse4 –según el criterio de una<br />

renta mínima que permita vivir a una familia de dos adultos y dos niños– debería ser, en mayo de <strong>2012</strong>, de<br />

2.383 reales [952 €]. Grosso modo, en términos de renta per capita, el mínimo necesario para mantener a<br />

un miembro de esta familia sería de unos 600 reales [240 €].<br />

¿Cómo explicar por tanto la extraordinaria insistencia en los pretendidos efectos distributivos de la renta<br />

que se estarían produciendo actualmente en Brasil, abundantemente ensalzados por unos medios de<br />

comunicación que algunos consideran “golpistas”? ¿Cómo explicar en particular el advenimiento de una<br />

nueva clase media?

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